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¿Qué hemos hecho para merecer esto?

POR EDUARDO MANZANO

Hubo un tiempo en el que la Junta de Andalucía fue un referente nacional e internacional en el estudio, conservación y proyección social del patrimonio histórico. Toda una generación de técnicos, gestores y estudiosos generaron brillantes políticas, que desmintieron a los agoreros que vaticinaban la ... incapacidad de la autonomía andaluza de administrar uno de los legados históricos más ricos de Europa. De aquel notable impulso de los años 80 y 90 quedan, sin embargo, cada vez menos huellas. Durante la última década el estancamiento, cuando no el retroceso, de las políticas patrimoniales en Andalucía ha hecho que de un territorio que aspiraba a mirarse en el espejo de los grandes espacios históricos y turísticos de la Toscana, hayamos pasado a un confuso paisaje punteado aquí y allá por flores de un día, que están marchitándose por falta de planificación, decisiones erróneas, o intereses y miserias locales. La progresiva mercantilización del patrimonio, las difíciles situaciones creadas por la especulación urbanística, la crisis económica y la tendencia hacia la cultura espectáculo han planteado retos a los que el antiguo modelo, achacoso por falta de actualización, no está sabiendo responder. A ello se añade la imposición por parte de los políticos de sus visiones cortoplacistas, basadas en su fecha de caducidad electoral, en sus intereses de partido o de facción, y en la mayor o menor fortuna de sus ocurrencias, dictadas por el afán de dejar huella antes de saltar a alguna otra de las ocupaciones con las que jalonan sus andanzas estos profesionales de la cosa pública.

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