Veinticinco aniversario de la tragedia de los almacenes Arias de Madrid

Una caja de ropa situada en la tercera planta fue la culpable de tal desastre. Aunque el fuego inicial fue sofocado rápidamente, un cable de la cuarta planta haría después de ese fuego algo imparable.

Una treintena de bomberos trabajaron esa medianoche para sofocar las llamas, pero el humo provocado por la combustión de los materiales que allí se encontraban dificultaba la visión y la respiración de los bomberos, sufriendo incluso muchos de ellos intoxicación.

La histeria inundó por unas horas Madrid, los familiares de los trabajadores y clientes se agolpaban a las puertas de la tienda. El hotel Montesol , situado al lado de Saldos Arias también era desalojado. La cafetería Lucky , instalada frente a los almacenes, se mantuvo toda la noche abierta suministrando comida y bebida a todos los que allí trabajaban. El alcalde de la ciudad, Juan Barranco , permaneció en el lugar de los hechos toda la noche colaborando en todo lo que podía.

Pero lo peor aún estaba por llegar. En torno a las tres de la mañana, cuando las llamas se habían sofocado, uno de los sótanos se vino abajo llevándose consigo el resto del edificio con los bomberos dentro de él . No había tiempo, los escombros debían ser retirados lo antes posible o la probabilidad de que hubiese supervivientes era mínima. Sin maquinaria al principio y con una cinta transportadora al final, la cadena humana retiraba fragmentos del edificio.

Tras un día de duro trabajo y angustia, comenzaron a aparecer los cadáveres de los bomberos. Diez bomberos se dejaron la vida aquel 4 de septiembre para salvar cientos de ellas. Juan Antonio Escalera, Francisco Madueño Suárez, Julio Honrubio Barona, Manuel García Martín, Ángel González Soto, Juan José Gómez Mago, Manuel Molina Río, Francisco Javier Plaza Castilla, Armando Juárez Dado y Miguel Azuera , eran sus nombres, su heroicidad quedará siempre en el recuerdo.