Kate Moss, un rostro que vale oro
Ni la maternidad, ni los escándalos ni la edad, 38 años, han supuesto el fin de su carrera, sino todo lo contrario.
Esta rubia de poco más de 1,65 es la modelo más fotografiada del mundo. Tanto que su fortuna personal se estima en más de 23 millones de libras. Ni la maternidad, ni los escándalos ni la edad (38 años) han supuesto el fin de su carrera, sino todo lo contrario. Kate es única. Descubramos por qué.
Está rondando la cuarentena –el pasado enero ha cumplido 38–, es madre –su hija, Lila Grace, tiene 9 años–, ha sido pillada in fraganti consumiendo drogas, lleva más de 20 años poniendo su cara y su cuerpo a las marcas más glamurosas y conocidas del mundo… Pero ni las firmas de moda, ni las revistas ni, lo que es más importante, su interplanetaria legión de fans incondicionales se cansan de ella. Lo que para la mayor parte de sus colegas empezaría a ser un problema –en el mundo de la moda solo hay un pecado peor que el de envejecer, y es el de aburrir al público–, para ella no dejan de ser alicientes que sumar a su dilatada carrera de modelo.
Porque Kate es diferente. Basta con mirar una foto suya para comprobarlo. No es ni mucho menos la típica belleza rubia, tiene unos rasgos bastante atípicos, sus 1,65 metros –las malas lenguas dicen que no pasa de 1,63– no son ni mucho menos suficientes para desfilar… Y, sin embargo, es la modelo más fotografiada del mundo, cada año suma y suma campañas publicitarias a su currículum, es la tercera modelo mejor pagada del mundo y su fortuna personal se calcula en unos 24 millones de libras. ¿Qué tendrá Kate?
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