El Real Madrid dinamita el Palau

El Real Madrid era consciente de que tenía que hacer un encuentro inmaculado para llevarse el triunfo del Palau. Hasta el duelo, sus visitas a Barcelona eran sinónimo de derrota. Humillación en muchos casos. Un complejo de inferioridad que Laso ha ido borrando poco a poco desde que se hizo cargo del equipo. Actuando más como un psicólogo que como un entrenador, el vitoriano ha rescatado la confianza de cada jugador y ha reconducido en muchos casos el rol de alguno de ellos. Su empeñó de darle a Llull la manija del equipo le costó muchos palos, pero el balear se encargó ayer de recompensarle con un encuentro redondo. [Estadísticas]

Al igual que había hecho en semifinales, el «23» blanco salió enchufado ante un Barcelona demasiado blando en defensa. Sus 10 puntos en el primer período eran un aviso de lo que se venía encima y le sirvieron al Real Madrid para marcharse con ventaja al primer descanso (17-22). La concentración de los madridistas era total, lo que limitaba los errores y contribuía al acierto ofensivo. Por ahí se lució también Carlos Suárez , que dio una lección de cómo jugar al poste para sacar ventaja a sus defensores. La entrada de Begic, otro de los secundarios que brilló ayer con luz propia, puso patas arriba el Palau Sant Jordi (23-32, min. 14), que aún confiaba en la aparición de Lorbek y Navarro. [Las mejores imágenes de la final]

Fueron ellos los que lideraron la resurrección azulgrana tras el descanso. Los triples del esloveno (11 puntos en este período) y la puntería de Navarro desde la línea de tiros libres estrecharon el marcador al mínimo (51-52) nada más volver de los vestuarios. La algarabía había regresado a la grada y disfrutaba el Palau con el Madrid noqueado, mientras Carroll, inédito en la primera parte, esperaba su oportunidad en la banda.

La entrada del americano lo cambió todo y su muñeca se encargó de disipar las dudas que habían aparecido en el rostro de sus compañeros. Nada más pisar la pista, pidió el balón, miró el aro y lanzó. Eran sus primeros puntos de la noche. Después llegarían muchos más. Hasta 22. Un festival ante el que nada pudo hacer la mejor defensa de Europa . Impotente en la banda, Pascual lo intentó todo para frenar al americano, pero no había forma. Navarro, Pete Mickeal, Ingles... todos fracasaron. La racha de Carroll despegó al Real Madrid en el marcador y le permitió encarar el último cuarto con más tranquilidad (56-65).

Lejos de dormir el encuentro, el conjunto de Laso siguió fiel a sus ideas de juego alegre y de contragolpe. De nuevo con Llull en la cancha, el equipo disfrutó como nunca esta temporada. Bailaron al Barça en su casa . Destrozado y sin respuesta, el cuadro azulgrana bajó los brazos y se rindió a la inesperada superioridad del Real Madrid, que llegó a ir ganando por veinte puntos (65-85) y que se quedó a las puertas de vengar el +19 de la final de hace dos años. Un mal menor que dejaba paso a la alegría y que cerraba una herida de casi 20 años. El Real Madrid ha vuelto. Falta saber si lo ha hecho para quedarse. Pero esa es otra historia para la que aún habrá que esperar.