a toro pasado
No puede ser bueno
La primera impresión que he tenido tras la lectura de los acuerdos de la cumbre de Jefes de Gobierno de la Unión Europea no es mucho más clara que la que tenía antes del inicio de la reunión. Además, somos incapaces de predecir si los resultados serán tan eficaces y creíbles como para aplacar las ansias de los acreedores y garantizar la viabilidad futura de la moneda europea.
El caso es que en ocasiones no se descubre cuál sea la causa de la incapacidad de encontrar soluciones basadas en la unidad. Esta semana se han planteado incluso algunos episodios de enfrentamiento, que de prolongarse llegarían a la enemistad. Como el habido a altas horas de la madrugada entre británicos y franceses. Los primeros, acuciados por la presión del sector financiero londinense, que no admite propuestas de regulación del sector. Los segundos, también acuciados, pero en este caso por las agencias de evaluación crediticia que les han amenazado con una rebaja en su calificación.
En resumen, que no se sabe cuál es la causa de esta incapacidad. Aunque podrían serlo los horarios de estas cumbres, que empiezan a las siete de la tarde y finalizan al borde del amanecer. Quizá fuera bueno empezar a una hora más normal. Les aproximaría, cuando menos, a los hábitos de la ciudadanía europea en general. Los horarios de las cumbres no favorecen, creo yo, las ganas por trabajar. Al menos, por trabajar hacia una solución de unidad.
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