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Secuestrados y olvidados en Somalia

Al menos 500 marineros continúan en manos de grupos piratas. El año pasado los bucaneros capturaron a 1.016 personas

Secuestrados y olvidados en Somalia agencias

EDUARDO S. MOLANO

Del condado británico de Hertfordshire a las tierras de Cebú. En los últimos tiempos, la furia de los secuestros protagonizados en Somalia por islamistas y piratas parece no entender de origen ni credo. Este miércoles, la milicia de Al Shabab desmintió su participación en el reciente secuestro de una ciudadana británica , así como del asesinato de su marido, en la costa de Kenia.

El pasado domingo, hombres fuertemente armados allanaron el complejo de lujo «Kiwayu Safari Village», situado en la frontera entre Kenia y Somalia, matando a tiros al editor David Tebbutt , de 58 años, y tomando como rehén a su esposa Judith , de 56 años, antes de huir en barco del lugar.

«Al Shabab no ha secuestrado a ningún británico de Kenia. Creemos que fueron bandidos quienes llevaron a cabo el ataque», aseguró un miembro de la milicia a la agencia Reuters. El foco mediático se localiza en Kismayu, al sur del Somalia, donde se cree que se encuentra la secuestrada.

Sin embargo, la suerte de otros secuestrados es ya parte del olvido. A día de hoy, según la organización Ecoterra, cerca de 500 marineros se encuentran en manos de piratas somalíes . El año pasado los bucaneros capturaron a 1.016 personas en las costas del Índico con un tiempo medio de cada secuestro cercano a los cinco meses. La privación de libertad de buena parte de ellos, no obstante, se posterga por más de un año.

Rescates millonarios

En el último incidente, registrado el pasado mes de agosto, al menos 21 miembros de la tripulación del carguero Fairchem Bogey -con bandera de las islas Marshall- fueron capturados en las cercanías del puerto de Salalah (Omán). En su mayoría, filipinos.

Su origen no es extraño. Como destaca Alec Coutroubis , de la Universidad de Greenwich, en los últimos tres años, las nacionalidades del 75% de los secuestrados en aguas del Índico se han limitado a tan solo diez países: Filipinas, India, China, Turquía, Rusia, Ucrania, Tailandia, Sri-Lanka, Rumania y Bulgaria.

¿Su suerte? Poco esperanzadora. Sobre todo, en el caso de los filipinos (26% del total), cuyo Gobierno históricamente se ha mostrado reacio a entablar negociaciones con los secuestradores para el pago de rescate, única medida que garantiza su liberación.

Pero si la nacionalidad de los capturados se mantiene de forma uniforme, no así el «modus operandi» de sus carceleros, quienes en los últimos meses han sustituido a los clásicos centros de reclusión de Eyl o Harardhere por grandes buques amarrados en la localidad de Hobyo .

Y no parece que la medida les haya ido mal. Desde 2005, el pago medio de los rescates por buque liberado se ha incrementado desde los 150.000 dólares hasta los cinco millones.

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