«Mi equipo ha sido España»
Jorge Garbajosa aguantó las lágrimas para despedirse de la selección, a la que volverá como ayudante una vez que se retire como jugador
EMILIO V. ESCUDERO
El verano se le va a hacer muy largo a Jorge Garbajosa. Tras doce años luciendo el escudo de España por medio mundo, el madrileño dijo ayer basta y puso punto y final a su etapa en la selección. En realidad, ya lo había decidido ... hace nueve meses, cuando terminó el Mundial de Turquía, pero no fue hasta el lunes cuando tomó la determinación de hacerlo público. José Luis Sáez, presidente de la Federación, había mantenido secuestrada la voluntad de Garbajosa hasta ayer y trató de convencerle hasta el último momento para que siguiera en el equipo. No había marcha atrás. El ala pívot lo tenía claro. Había llegado la hora del adiós. Media vida dedicada a la bandera nacional, que ya forma parte de la historia de oro del baloncesto español.
«Este es el día que no me hubiera gustado vivir nunca», aseguró el jugador de Unicaja, visiblemente emocionado. Igual de sencillo que siempre, Garbajosa desvelaba lo que todo el mundo sabía. El «15» no lucirá nunca más junto a su nombre en un Mundial o un Europeo. «Cada vez me cuesta más recuperar esfuerzos y en la selección, al menos como la entendemos nosotros, no se puede escatimar nada», reconocía. De aquel 20 de agosto de 2000, el día en el que debutó con el equipo nacional, se acuerda de todo. «Echo la vista atrás y han pasado muchas cosas, pero si me acuerdo de ese momento, es como si fuera ayer. Ha sido el día más importante de mi vida deportiva», reconoce a ABC. Aquella experiencia en Sydney fue un fracaso en lo deportivo, pero sirvió para poner la base de lo que iba a ser la época dorada del baloncesto español. Miembro de una generación anterior a la de los «Junior de Oro», el madrileño ejerció siempre un papel primordial dentro del grupo. Una especie de hermano mayor en el que apoyarse tanto en los buenos como en los malos ratos. «En lo deportivo, ha habido momentos más positivos y otros menos, pero en el apartado personal no recuerdo uno malo», apunta orgulloso.
Vital en el vestuario
Y es que, más allá de su valía dentro de la pista, el gran legado de Garbajosa a la selección está fuera de ella. Reconocido por sus compañeros como el pegamento del vestuario, él prefiere repartir los méritos. «He sido simplemente un granito más del granero. Una parte más del engranaje. He tenido la suerte de llegar en el momento justo, de compartir una época con jugadores muy ambiciosos y grandes entrenadores. Espero haber sido útil dentro de la cancha también, pero cuando estás en un equipo hay muchas cosas que hacer. Mi función principal era jugar al baloncesto, pero si hacía falta contar un chiste o hacer una estupidez, se hacía y ya está», apunta.
Ese carisma que le llevó a ser el capitán en la sombra de la selección, fue el mismo con el que afrontó sus meses más difíciles como jugador. En marzo de 2007, en un partido ante los Boston Celtics, sufrió una grave lesión de tobillo que puso en peligro su participación en el Europeo de Madrid. Al día siguiente del percance, desafió a los Raptors y les hizo saber que ese verano jugaría con la selección. Aquella decisión le pasó factura y truncó lo que podía haber sido una larga y exitosa carrera en la NBA. «¿Que si me arrepiento? A mi lo que me importaba era jugar con la selección. De verdad. Me hubiera gustado jugar más en la NBA, claro, pero también me gustaría tener un Ferrari y no lo tengo. Hablando en serio. Cada uno tiene sus preferencias y cuando quieres conseguir algo, tienes que renunciar a cosas. Fue el peaje que tuve que pagar por el amor a estos colores... y lo volvería a hacer», reconoce sin dudar.
Las puertas abiertas
El adiós a la selección no significa que vaya a dejar el baloncesto, al contrario. Sin la carga extra del trabajo en verano, Garbajosa confía en «poder jugar dos, tres o cuatro años más». No se plantea la retirada. Lo que sí sabe es que las puertas de la Federación estarán abiertas cuando decida dejarlo. Así se lo ha hecho saber José Luis Sáez y así lo espera él. «Mi equipo es la selección y siempre lo será. He pasado por muchos sitios, muchas ciudades, muchos sentimientos, pero en ninguno me he sentido como en este». El equipo de su vida.
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