Adiós a los «niños maleta»

Trece años de matrimonio han acabado en una batalla judicial. Al iniciar los trámites, hace dos años, Fresno obtuvo la custodia compartida de sus dos hijos, pero luego un Juzgado de la Mujer se la retiró y le redujo el régimen de visitas. «Ahora intento aprovechar cada minuto que estoy con ellos: les llevo al fútbol, al colegio... Son buenos estudiantes y creo que no les ha afectado en lo académico, pero están tristes al ver a sus padres enfrentados», explica.

Las Cortes Valencianas aprobaron el jueves la nueva ley de relaciones familiares de los hijos cuyos progenitores no conviven, más conocida como ley de Custodia Compartida. La norma, impulsada por el conseller de Gobernación, Serafín Castellano, pretende evitar que los procesos de divorcio o separación se conviertan en un campo de batalla en el que los hijos acaban siendo víctimas en forma de rehenes de uno de los progenitores.

Una vez entre en vigor, la ley favorecerá que los padres separados alcancen un pacto de convivencia para regular las visitas de los hijos, el uso de la vivienda y el reparto del ajuar familiar. Si no hay acuerdo, el juez optará de forma preferente por otorgar la custodia compartida a ambos progenitores.

«Las políticas de género que perjudican al hombre no contribuyen a la igualdad, y quienes más lo sufren son los hijos», dice Alberto Travé. El pasado mes de julio inició los trámites de separación de la que ha sido su mujer durante los últimos cinco años y su pareja sentimental desde que ambos tenían 16. Ahora sólo puede ver a sus hijos mellizos de dos años dos días entre semana y en los fines de semana alternos. «Me han puesto un régimen de visitas como si fuera un preso», se lamenta; «la nueva Ley permitirá llegar a acuerdos beneficiosos para los niños. Porque si les quitan la figura paterna, los más perjudicados son ellos».

También José Gabriel Marín considera que la ley de Custodia Compartida «es un paso adelante hacia la igualdad. Sus detractores dicen que convierte a los hijos en “niños maleta”, que sufren desarraigo e inestabilidad, pero en realidad eso es lo que ocurre actualmente con el régimen de visitas. Secretario judicial, Marín es padre de una niña de nueve años y aún está pendiente del último recurso del proceso de separación de su ex mujer, que es fiscal. «Nos separamos de nuestros cónyuges, pero no de nuestros hijos. Por eso tenemos la obligación de seguir teniendo una buena relación como padres, eso es importante para nuestros hijos».