Suscribete a
ABC Premium

de la madurez a la felicidad

Renacer a los 46

Psiquiatras y economistas han averiguado que la percepción personal de bienestar repunta a partir de la madurez y es elevada en la vejez. Si la salud acompaña, son años felices

blanca torquemada

Desabridos hijos adolescentes, el desgaste (cuando no ruptura) del matrimonio y la sospecha de que la trayectoria laboral ya ha tocado techo, si es que no se liquida precozmente con un despido. Son cargas anímicas frecuentes entre los cuarentones que, sin embargo, no deben nublar ... las perspectivas sobre la madurez y la vejez porque, según acaban de decretar las ciencias sociales, ahí comienza el renacimiento. Una investigación encabezada por el psiquiatra Arthur Stone, de la Universidad Stony Brook de Nueva York, demuestra que la percepción de la felicidad personal a lo largo de la vida es en los Estados Unidos una curva en forma de U: toca fondo a los cincuenta años, más o menos, y a partir de ese momento retoma el camino ascendente, hasta el fallecimiento. De hecho, los octogenarios evalúan su nivel de satisfacción con un notable, un par de décimas por encima de la nota con la que puntúan su propia vida los veinteañeros. Perspectiva a la que el economista David Blanchflower ha dado calado global con cálculos sobre la «U» en 72 países: la media mundial arroja que el repunte anímico comienza a partir de los 46 años.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia