La OTAN desempolva el escudo antimisiles ante la amenaza iraní
La nueva doctrina estratégica de la Alianza mantiene la disuasión nuclear
ENRIQUE SERBETO
La Alianza Atlántica reactivará los planes de defensa antimisiles para Europa, como uno de los proyectos más emblemáticos de su nueva doctrina estratégica. Los ministros de Exteriores y de Defensa de los 26 países miembros tienen previsto dar los últimos toques a las líneas maestras ... del documento mañana en Bruselas, como prólogo de la cumbre de presidentes y jefes de Estado a celebrar en Lisboa los 19 y 20 de noviembre, que dará el visto bueno definitivo.
En la reunión de Lisboa se dará un impulso fundamental a la construcción de un sistema de defensa antimisiles en Europa, que cumpla los objetivos que tenía el que promovió el presidente George W. Bush y que su sucesor, Barack Obama, se encargó de anular en septiembre del año pasado. Aunque se tratará de una concepción diferente desde el punto de vista técnico, la OTAN vuelve a poner en primer plano la necesidad de proteger a la población civil de Europa «frente a una amenaza clara», tal como asegura el secretario general de la Alianza, el danés Anders Fogh Rasmussen. «Más de treinta países tienen o van a tener capacidad» de atacar a Europa, aunque el régimen iraní constituye la principal amenaza. Para Rasmussen «pese a los recortes presupuestarios no podemos ignorar» esta situación.
Estados Unidos tiene ya protegido su territorio con un sistema propio, y los ejércitos aliados disponen también de tecnología para proteger a los soldados que se encontrasen eventualmente en un teatro de operaciones donde pudieran ser amenazados por misiles enemigos. El sistema a poner en marcha en Europa debería cubrir ataques contra ciudades.
Unidades embarcadas
Bush había previsto uno basado en radares e interceptores desplegados en Polonia y la República Checa. Sin embargo, la áspera oposición de Rusia y sus amenazas de instalar misiles en Kaliningrado apuntando hacia países de la OTAN hicieron desistir a Obama. El nuevo sistema ideado desde entones se basaría en unidades móviles de baterías antimisiles, embarcadas en buques de guerra. Una de las líneas que más partidarios tiene es adaptar para ello las posibilidades del sistema de combate y defensa Aegis, con el que dentro de la OTAN solo cuentan Estados Unidos y España. Según fuentes de la Alianza, Rusia ya ha sido informada de estos planes para reactivar el sistema de defensa antimisiles y aunque todavía no ha respondido abiertamente, en la sede de la Alianza «confiamos en que aceptarán nuestra invitación a sumarse a este plan».
Sin embargo, la nueva doctrina de la OTAN no deja de lado la disuasión nuclear como parte esencial del arsenal estratégico. «La defensa antimisiles no sustituye la disuasión nuclear» ha dicho Rasmussen. «Necesitamos proteger a la población de un posible ataque, y eso es algo que no se puede lograr sólo con disuasión pero tampoco sin disuasión». Precisamente el futuro de las armas nucleares en Europa es uno de los asuntos en los que sigue habiendo disputas acerca de la redacción de la nueva doctrina estratégica. Alemania, que estuvo en pleno (hipotético) campo de batalla durante la Guerra Fría, encabeza una corriente de países que quisieran que se eliminaran todas las armas nucleares que Washington mantiene en Europa, mientras que Francia no quiere ni oír hablar de ello.
La Alianza Atlántica reactivará los planes de defensa antimisiles para Europa, como uno de los proyectos más emblemáticos de su nueva doctrina estratégica. Los ministros de Exteriores y de Defensa de los 26 países miembros tienen previsto dar los últimos toques a las líneas maestras del documento mañana en Bruselas, como prólogo de la cumbre de presidentes y jefes de Estado a celebrar en Lisboa los 19 y 20 de noviembre, que dará el visto bueno definitivo.
En la reunión de Lisboa se dará un impulso fundamental a la construcción de un sistema de defensa antimisiles en Europa, que cumpla los objetivos que tenía el que promovió el presidente George W. Bush y que su sucesor, Barack Obama, se encargó de anular en septiembre del año pasado. Aunque se tratará de una concepción diferente desde el punto de vista técnico, la OTAN vuelve a poner en primer plano la necesidad de proteger a la población civil de Europa «frente a una amenaza clara», tal como asegura el secretario general de la Alianza, el danés Anders Fogh Rasmussen. «Más de treinta países tienen o van a tener capacidad» de atacar a Europa, aunque el régimen iraní constituye la principal amenaza. Para Rasmussen «pese a los recortes presupuestarios no podemos ignorar» esta situación.
Estados Unidos tiene ya protegido su territorio con un sistema propio, y los ejércitos aliados disponen también de tecnología para proteger a los soldados que se encontrasen eventualmente en un teatro de operaciones donde pudieran ser amenazados por misiles enemigos. El sistema a poner en marcha en Europa debería cubrir ataques contra ciudades.
Unidades embarcadas
Bush había previsto uno basado en radares e interceptores desplegados en Polonia y la República Checa. Sin embargo, la áspera oposición de Rusia y sus amenazas de instalar misiles en Kaliningrado apuntando hacia países de la OTAN hicieron desistir a Obama. El nuevo sistema ideado desde entones se basaría en unidades móviles de baterías antimisiles, embarcadas en buques de guerra. Una de las líneas que más partidarios tiene es adaptar para ello las posibilidades del sistema de combate y defensa Aegis, con el que dentro de la OTAN solo cuentan Estados Unidos y España. Según fuentes de la Alianza, Rusia ya ha sido informada de estos planes para reactivar el sistema de defensa antimisiles y aunque todavía no ha respondido abiertamente, en la sede de la Alianza «confiamos en que aceptarán nuestra invitación a sumarse a este plan».
Sin embargo, la nueva doctrina de la OTAN no deja de lado la disuasión nuclear como parte esencial del arsenal estratégico. «La defensa antimisiles no sustituye la disuasión nuclear» ha dicho Rasmussen. «Necesitamos proteger a la población de un posible ataque, y eso es algo que no se puede lograr sólo con disuasión pero tampoco sin disuasión». Precisamente el futuro de las armas nucleares en Europa es uno de los asuntos en los que sigue habiendo disputas acerca de la redacción de la nueva doctrina estratégica. Alemania, que estuvo en pleno (hipotético) campo de batalla durante la Guerra Fría, encabeza una corriente de países que quisieran que se eliminaran todas las armas nucleares que Washington mantiene en Europa, mientras que Francia no quiere ni oír hablar de ello.
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