Gulbis: «Todo el mundo debería pasar una noche de cárcel»
Ernests Gulbis es la nueva atracción del circuito masculino de tenis. Esperado desde hace mucho tiempo en la elite, este año ha dado un salto de calidad y se acerca a los mejores. Su vida, chico millonario, simpático y audaz, es una novela.
-¿Qué ... busca en la pista?
-Quiero probarme a mí mismo que puedo estar entre los diez mejores. No me importa el dinero, no me importa la fama, no me gusta, no la necesito ni la busco. Amo el juego, disfruto al competir, al perseguir una meta, y cuando la alcanzo me siento bien, menos vacío. De eso se trata el tenis para mí, presionarse para alcanzar un nuevo triunfo.
-¿Entonces no le importa el dinero?
-No, no dije eso. El dinero está bien, simplemente no es mi prioridad.
-Le han puesto la etiqueta de niño rico.
-Quizá la prensa me dio esa reputación. Dejé mi casa a muy temprana edad, nunca me regalaron nada. Sí, vengo de una familia adinerada, pero nunca fui de esos que piden cosas, porque no lo necesito. El asunto del dinero es más normal para mí porque vengo de una familia rica, está allí, pero no es una cuestión importante. Si vienes de una familia humilde, te haces a tí mismo y tu meta es hacer dinero, pues está muy bien. Pero ese no es mi objetivo.
-¿Es verdad que a veces viaja a los torneos en jet privado?
-Sí, y también tengo diez helicópteros, un submarino y una nave espacial. Son todo tonterías.
-Leí en una entrevista a su madre que viajaba en coche para ahorrar dinero.
-No lo hago para ahorrar dinero. Si estoy en Europa, las distancias son cortas y es mejor ir en coche. No me gusta volar, ¿a quién le gusta? En coche es mejor, pones tus cosas en el maletero y listo.
-Dicen que lee a filósofos
-¿Qué es la filosofía? No lo sé, leo muchos libros. Me gusta pasar tiempo con mis propios pensamientos. Cuando estoy solo en mi habitación del hotel me gusta leer, pero no solo filosofía. Ahora estoy leyendo un libro en francés, «La revolución de las hormigas» de Bernard Werber. Es muy bueno.
-¿Cómo van los estudios?
-Terminé el instituto en Letonia. No podía ir todos los días, por lo torneos y todo eso, por eso cogí tutores privados. Ahora me gustaría comenzar a estudiar Historia del Arte en la Universidad de Letonia. En diciembre intenté estudiar cine, pero fue muy difícil por la falta de tiempo.
-¿Le gusta el cine?
-Sí, es parte de la historia de mi familia. Mi abuelo fue un famoso actor en la Unión Soviética. De hecho, yo también participé en una película de pequeño, un pequeño rol con mi madre, que es actriz. Pero no me acuerdo mucho, solo algunos flashes. Hay vídeos en YouTube si quieren verlos.
-¿Qué pasó en Estocolmo cuando le detuvieron por ir con una prostituta?
-Fue genial, muy divertido. No vuelvo a Suecia en mi vida. Cuando conozco a una chica no le pregunto su profesión, no me importa si es peluquera o cualquier otra cosa. De repente estaba en la cárcel por nada. Todo el mundo debería pasar una noche en la cárcel. Estuve allí seis o siete horas, pagué la fianza y ya. Al otro día tenía un torneo, sino me hubiera quedado más tiempo (irónico).
-¿Se siente perseguido por las mujeres?
-Ojalá, mientras más me sigan mejor. No, en serio, no siento que me acosen. En mi país hay otra mentalidad, si ven a alguien famoso no se acercan ni le hacen fotos o le molestan. Más bien lo contrario, quizá comentan algo pero mantienen la distancia.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete