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Con el cuchillo entre los dientes

Con el cuchillo entre los dientes

Muy pocas semanas después de asumir el cargo en 2002, Meir Dagan reunió a los operativos del Mossad y les narró que, una vez en el Líbano, vio cómo un combatiente que acababa de masacrar a una familia entera agarró parte del cerebro desparramado de una de sus víctimas, se lo metió en la boca y se lo tragó. Dagan miró fijamente a los agentes y les dijo: «Así debéis funcionar todos a partir de ahora. Si no, serán otros los que se coman vuestros cerebros».

El décimo «memuneh» del instituto, título que designa al «primero entre iguales» dentro del servicio secreto más asombroso el mundo, había empezado a cumplir las instrucciones del entonces primer ministro, Ariel Sharón. Aquella orden envuelta en la leyenda, que exigía recuperar para el Israel ensangrentado por la Segunda Intifada un Mossad «con un cuchillo entre sus dientes», y que Meir Dagan se tomaría al pie de la letra.

Fulminar a Yassin

En seis meses, un «Apache» israelí fulminaría al jeque Ahmed Yassin, el más odiado y emblemático objetivo de la resistencia palestina.

Por ley, hasta 1996 en Israel estuvo prohibido revelar el nombre del director del Mossad. En un país donde la censura militar impide hasta hoy publicar cualquier información que afecte a la seguridad del Estado, de Dagan se conoce con certeza poco más que eso, su foto, su nacimiento en la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en 1945, y su pasado en el Ejército, y unas brillantes campañas en las guerras de los Seis Días y del Líbano de 1982,

Pero sobre todo se sabe de su servicio al frente de la temible unidad secreta «Sayeret Rimon», que sembró de asesinatos la Gaza de los 70, que forjó su fama de implacable y fue su crédito para ascender hasta convertirse en el jefe de los espías.

A partir de ahí empieza el mito, el héroe en la sombra. Sus méritos nunca serán revelados ni reclamados por Israel, aunque se le atribuye haber devuelto al Mossad su temible aura de venganza y hasta Egipto ha reconocido que sin Meir Dagan, Irán ya habría alcanzado la capacidad nuclear.

Mandatos prorrogados

Baste decir que es el único «memuneh» cuyos mandatos se han ampliado dos veces. La última, en julio de 2009, cuando Netanyahu le distinguió llamándole en público «un excelente jefe del Mossad» y le ratificó por un año más. Meir Dagan cesará este verano -quieran o no los que han pedido su dimisión por el cuestionable patinazo de Dubai-, y lo hará como el jefe que durante más tiempo ha gobernado la inteligencia israelí, únicamente por detrás de Isser Harel (1952-1963).

Solo Benjamín Netanyahu tiene la verdad sobre el complot que acabó en enero con el agente de Hamás Mohammed al-Mabhouh, o con la muerte en Teherán del científico Masud al-Mohammadi. Porque es a los primeros ministros de Israel a quienes compete firmar en persona cada orden de secuestro o de ejecución del Mossad, y es Meir Dagan quien asumió la tarea de liquidar a los enemigos del Estado en el extranjero. Como le ordenaron, con un cuchillo entre los dientes.

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