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Un hombre pasa 11 meses en la cárcel por ocho denuncias falsas de maltrato

Cuando J.A.S.B decidió separarse de su pareja, R.V.D., comenzó para él un calvario que acabó, de forma preventiva, con sus huesos en la cárcel. Empezaron a llover contra él denuncias por malos tratos y el terror de acabar encarcelado le llevó a buscar la permanente presencia de algún testigo y solicitar allí donde se dirigía alguna prueba de la hora y el día en que se encontraba. Pedía facturas. Solicitaba los nombres de los camareros o dependientes que le atendían... Cualquier cosa para intentar cubrir las 24 horas de cada jornada, porque no sabía por dónde le llegaría la siguiente denuncia. Sin embargo, nada pudo evitar que acabara en prisión y que perdiera once meses de su vida, su trabajo y su buen nombre.

Acoso cruel

El acoso al que le sometió su compañera resultó cruel, como acaba de descubrir el juez de violencia sobre la mujer de Sevilla. R.V. D. presentó contra su ex pareja, entre diciembre de 2005 y abril de 2008 hasta ocho denuncias, todas inventadas, por malos tratos y agresiones. En el colmo de su retorcida actuación acudió en varias ocasiones a programas de televisión para narrar entre lágrimas y desesperación una historia inventada: que ella y sus dos hijos estaban en constante peligro y que no sabía «cómo pedir protección para no ser la próxima en la lista» de asesinadas.

El juez ha deducido recientemente testimonio por un delito de denuncia falsa contra la mujer ya que, como ha quedado demostrado, su ex compañero no pudo cometerlos. Por tanto, ha acordado, de oficio, presentar una denuncia contra R.V.D. en el Juzgado de Guardia, una vez que la Audiencia de Sevilla ha archivado la causa contra su ex compañero. También levantó todas las órdenes de protección de la supuesta víctima y las medidas cautelares de alejamiento del denunciado.

El denunciado pasó once meses en prisión preventiva por unas supuestas lesiones a su ex pareja que, según el relato definitivo de la Audiencia, consistieron en cortes superficiales que, por su localización y forma, parecen fruto de «un origen voluntario, no exento de cierto cuidado, y no de un violento y descontrolado acometimiento» por otra persona. El abogado del denunciado, Fernando Retamar, informó a Efe de que ya tenía redactada la denuncia contra ella pero el juez de Violencia sobre la Mujer se ha adelantado y ha remitido, de oficio, los hechos al Juzgado de Guardia.

La sentencia de la Audiencia llamó la atención sobre el hecho de que ninguna de las agresiones sufridas tuvo testigos, pese a los lugares públicos donde se produjeron, y recoge que el médico que atendió a la denunciante en el hospital en una de sus denuncias no se creyó que hubiese perdido el conocimiento durante dos horas y media por un traumatismo craneoencefálico que ni siquiera apreció en la exploración médica.

Los supuestos navajazos recibidos, según la sentencia, resultaron ser «heridas incisas muy superficiales», situadas en la parte anterior del cuerpo y que no respondían a las heridas defensivas propias de quienes tratan de evitar una agresión con arma blanca. Dice la Audiencia que, frente a la débil acusación, el denunciado presentó coartadas «sólidas», pues aportó varios testigos que le acompañaban en horarios incompatibles con las agresiones.

Pese a lo alarmante del caso expuesto, cabe recordar que hace poco el Consejo General del Poder Judicial informó de que sólo el 0,19% de las denuncias de violencia de género presentadas en España eran falsas.

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