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ABC Cultural

Sebastián Castella se inventa la Puerta Grande

ZABALA DE LA SERNA

MADRID. Le Coq volvió en Valencia y nadie lo vio. Sebastián Castella regresó entonces a España con el pulso y el sitio retomados en América. Ya entonces se mascaba que en cualquier momento asestaría el golpe que lo devolviese al lugar ... de los elegidos que nunca debió abandonar. Ayer Castella respiró de nuevo en figura del toreo con una Puerta Grande en Madrid, por mayo, en San Isidro, que ya interpretará el sanedrín como golpe discutible. Puede. No importa. Ahí queda y vale. Lo que nadie rebatirá es la demostración desplegada en el ruedo venteño, la proyección de temple y muleta a rastras; el encaje, la madurez, la caligrafía de una mano derecha que imanta muy lejos. ¿Qué distingue a una figura en cualquier época? La capacidad de invención para cortarle las orejas a toros que en otros pasarían de largo. ¿Cambiamos el lote de Alejandro Talavante por el del matador de la Francia de Sarkozy (y Carla)?

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