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Enésima improvisación

LA eficacia del nuevo plan de choque presentado por el Gobierno contra la crisis va a depender no sólo de su adecuación a las necesidades de la reactivación productiva, sino también del crédito político del Ejecutivo entre los agentes económicos y sociales. El presidente comprobó ... ayer en el Congreso, donde anunció el nuevo paquete de medidas, el nivel de desgaste político que ha sufrido no tanto por los efectos de la crisis, sino por su empeño en negarla primero y en minimizarla después, para, al final, aceptar que existe y es grave. La contundente réplica de Mariano Rajoy se aproxima más al diagnóstico del ciudadano que el optimismo impenitente de Rodríguez Zapatero. El líder popular tachó la política del Gobierno como un «desbarajuste», calificativo que resume la cadena de planes de choque que ha anunciado el Ejecutivo sin haber logrado inspirar confianza a los mercados, frenar la sangría de empleos ni reanimar la actividad crediticia. Rajoy acertó al prevenir al jefe del Ejecutivo de que ya no puede seguir cubriéndose con la internacionalización de la crisis, porque la que sufre España -desempleo, déficit, competitividad limitada- tiene causas propias.

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