La historia de la isla de los conejos
Ōkunoshima es una isla al suroeste de Japón que acogió una fábrica de armas químicas y que hoy está habitada por conejos

La historia de la isla de los conejos
Japón es uno de los países más sorprendentes del mundo. Con sus 6852 islas es uno de los territorios más poblados del planeta; el área metropolitana de Tokio, su capital, presume de ser la zona con mayor población, alcanzando los 30 millones de habitantes.
Pero Japón no es sólo bullicio, trenes futuristas o aglomeración de gente. En este país hay lugares recónditos en los que el ser humano es un mero visitante. Este es el caso de la isla de Ōkunoshima, que en nuestro repaso diario a lo más destacado de la blogosfera descubrimos en la popular bitácora Kirai , del español Héctor García. Lo que hace peculiar a esta isla es que está repleta de conejos.
Ōkunoshima es una pequeña isla de 4 kilómetros de perímetro situada al suroeste de Japón, en la Prefectura de Hiroshima, a 750 kilómetros de Tokio. A ella se llega en ferry y es un lugar apacible. Hasta la guerra ruso-japonesa de 1904 era el hogar de tres familias de pescadores, pero al término del conflicto su situación dio un cambio radical.
La situación de la isla, alejada de grandes núcleos de población, propició que en los años 20 fuese un lugar estratégico. De esta manera se construyeron diez fuertes que la protegían y, con el impulso al programa de armas químicas en 1925, se decidió secretamente que se establecería en ella una fábrica de armamento.
La actividad de la fábrica fue clave en la Segunda Guerra Mundial; en ella se construyeron más de seis millones de kilotones de gas mostaza y tóxico. Para realizar las pruebas con el gas, la presencia de conejos fue determinante, empleándose muchísimos en los experimentos. Al término de la guerra la fábrica fue abandonada y los trabajadores liberaron a los conejos, que hicieron de la isla su hábitat.
Actualmente, Ōkunoshima es un apacible lugar alejado del ser humano en el que hay un hotel, un campo de golf y un museo temático que aborda los peligros de las armas químicas. Pero, sobre todo, el viajero encuentra multitud de conejos que viven tranquilamente gracias a la restricción de perros y gatos en la isla. Es posible alimentar a estos simpáticos animales, tomar fotos o jugar con ellos. El termino japonés kawaii (adorable) nunca había tenido tanto sentido como en Ōkunoshima.
Ver comentarios