Camisas de franela, ¿sí o no? Resolvemos el debate

La franela fue una versión más cálida y resistente que el tejido de lana tradicional , y esto era un plus demasiado atractivo para que en otras zonas de Europa no se hicieran eco de ello. Lo curioso es que no es hasta su llegada a Estados Unidos cuando la franela toma mayor protagonismo en el armario masculino. Ocurre, sobre todo, a partir de la revolución industrial, convirtiéndose entonces en la materia prima favorita de la clase obrera.

En la hemeroteca está el ejemplo de la minería o la industria del ferrocarril, cuyos trabajadores utilizaban ambos camisas de franela. “Hombres duros” todos ellos que vestían una prenda resistente y cálida, perfecta para trabajos exigentes, asociada a dicha imagen durante décadas. No en vano se la sigue conociendo en España como camisa de leñador también, otra referencia a este tipo de profesiones al aire libre que requieren un gran esfuerzo físico.

No cambió esta vinculación entre hombre duro y camisa de franela hasta la irrupción a finales del siglo XX del movimiento grunge, que se apropió de esta prenda y la reinventó, convirtiéndola en uno de sus símbolos, llevando al ámbito una prenda rural y obrera al contexto urbano y cultural, más alejado de los trabajos exigentes y en consecuencia de la imagen de hombre duro. Basta con pensar en Kurt Cobain para entender la evolución de esta prenda que sigue muy viva en el armario masculino contemporáneo.

De hecho, seguramente se trata del símbolo hipster que no ha sufrido la decadencia de esta tendencia que ha ido perdiendo fuerza paulatinamente en los últimos años. No ocurre con la camisa de franela, que sigue siendo una opción actual.

La camisa de franela sigue siendo un sí en 2 021. La versatilidad es una de sus claves, ya que funciona igual de bien con unas botas de cordones que con unas sneakers, dos de los calzados favoritos del hombre veinteañero y treinteañero del momento.

Además, es realmente cómoda y confortable , muy resistente y cálida, y estas virtudes tradicionales de la prenda siguen siendo tales hoy en día. No para trabajar pero sí para cualquier día de ocio, por ejemplo. Una cosa es el uso que se la dé a la prenda, que puede haber evolucionado, y otra los motivos funcionales, que se mantienen intactos.

Y por si fuera poco, la camisa de franela ha sido el recurso ideal para adaptar las camisas informales a las nuevas líneas holgadas y rectas que marcan la pauta en el armario masculino contemporáneo. Es más, las firmas han encontrado una nueva prenda que parece hecha a medida para este tejido: la shacket o sobrecamisa , perfecta como capa exterior en días frescos de otoño y como capa intermedia junto a un abrigo en los días más fríos del invierno. El año pasado fue la prenda estrella de la temporada y tiene argumentos de sobra para quedarse.

Diseños clásicos de aspecto rudo se mezclan con otros más amables, que tratan de alejar la camisa de franela del concepto “leñador”, pero en cualquier caso siguen siendo unas y otras un recurso ideal para combinar en looks informales con vaqueros, drawstring trousers e incluso, por qué no, con chándal.

En definitiva, nuestra apuesta es un sí en mayúsculas a la camisa de franela; por lo menos como recurso puntual durante los meses de frío . Los días grises y oscuros donde anochece tan pronto y solo nos apetece encogernos cuando salimos a la calle parecen diseñados a medida para este tipo de prendas que nos protegen, aíslan y, al mismo tiempo, definen nuestro estilo.