Corpus Christi en Sevilla 2023: Cuando la lluvia no es ninguna maravilla
La tormentosa mañana ha aguado la fiesta. Las calles han permanecido semi vacías, lo mismo que los bares. Sólo había paraguas y chubasqueros
La procesión del Corpus se queda en la Catedral
Imagen de la avenida de la Constitución
Dicen que hay tres jueves en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión. Esta vez el sabio refranero falló. Porque la del Corpus Christi en Sevilla fue una mañana inédita, atípica y, sobre todo, ... pasada por agua y más bien fresca. Con un aguacero incesante que no paraba de arreciar y con el termómetro por debajo de los 20°, algo también un poco raro en estos en estas fechas del año, puede que por los efectos del cambio climático. El caso es que la borrasca Oscar hizo que la mayoría optara por quedarse en casa. Algo también extraño en uno de los días grandes de la primavera sevillana.
Parece que las constantes peticiones y rogativas para que lloviera han hecho efecto y en una tierra tan castigada por la sequía, la lluvia intensa de la que los meteorólogos llevaban días advirtiendo ha hecho su aparición en el día menos esperado. Y también en el que más molesta a los amantes de la tradición sevillana de acudir a uno de los días gloriosos. Seguramente los pantanos y los agricultores agradecerán estas lluvias. No tanto como los amantes de la tradición.
El caso es que esta mañana de jueves las calles de Sevilla, sobre todo las del casco histórico han estado semi vacías. Con algunos despistados sin paraguas, los que se dan la ración diaria de deporte matutino y unos pocos que se han atrevido a acercarse hasta los aledaños de la catedral.
Los toldos empapados
En esa calles el ruido que más se ha escuchado, además del repicar de campanas de la giralda, ha sido el de los chorros de agua cayendo en caño y que han empapado las velas que ya están puestas en algunos tramos de la calle Sierpes para protegerse del sol. Esos toldos se han puesto chorreando.
Por lo demás como es un día de fiesta y los pequeños comercios permanecen la mayoría cerrados, las pocas tiendas que han abierto (sobre todo las de souvenirs y otros recuerdos de Sevilla) también estaban vacías. Esperando a algunos turistas, los más atrevidos que se han aventurado a salir.
La imagen de la plaza San Francisco era de lo más triste. Con todo el montaje compuesto y sin procesión. Tanto la portada montada para la celebración como la enorme lona roja que se había preparado en la fachada trasera del Ayuntamiento para presidir el acto se han puesto chorreando mientras a las 9.30 de la mañana ya había algunos trabajadores realizando trabajos de desmontaje y llevándose las sillas que aguardaban al público. «La lluvia es lo que más falta hace, al fin y al cabo Corpus hay todos los años», decía uno de los operarios resignado mientras guardaba el mobiliario en una camioneta para retirarlas de la plaza.
Las sillas también permanecían amontonadas y aguardando en los laterales de la plaza de la Virgen de los Reyes, la única zona donde se ha visto algo más de trasiego de ir y venir de gente entrando y saliendo de la catedral para ver la procesión que ha transcurrido por dentro. Mucho turista con chubasquero y mucho selfi en las puertas del templo, que también ha servido a algunos para resguardarse del aguacero. Los escaparates de las tiendas sí que han lucido sus mejores galas, muchos de ellos con los altares propios de estos días. Se han visto balcones del centro con colgaduras y estandartes propios de estas fechas. El vendedor de incienso de la calle Córdoba sí que se ha atrevido. Antes de las diez ya estaba montando su puesto aunque a esa hora por esa calle no pasara ni un alma.
Ni chaquetas ni corbatas
En la puerta de la catedral, en la plaza del Triunfo no esperaban como suele ocurrir en estas fechas, los coches de caballo. ¿Quien iba a atreverse a dar un paseo mientras sonaban rayos y truenos? Eso sí, un guía explicaba a un reducido grupo de turistas (que seguramente no había consultado la página web de Aemet) cómo llegaron los musulmanes a España.
En los alrededores del templo no se han visto como suele ocurrir indumentarias propias del día. Apenas había hombres de chaqueta y corbata o señoras con elegantes vestidos. Hoy la prenda estrella ha sido el chubasquero además de paraguas (algunos han usado sombrillas) y gorros de agua.
Y los bares del barrio Santa Cruz también se han visto semivacíos, lo mismo que la Alfalfa, la Campana, la avenida de la Constitución o la plaza de Salvador. En todos ellos las mesas y sillas se han quedado esperando al público que en una mañana como esta suele sentarse a desayunar. «Un día como hoy esto siempre está abarrotado. Hoy hay sitio de sobra», decía un camarero de Las Columnas en la calle Mateos Gago. La mayoría de esos locales se han quedado con todo preparado. Y otros ni siquiera han abierto sus puertas. Esperando que lleguen tiempos mejores. Las campanas seguían sonando mientras las grandes superficies, tan socorridas en días de fiesta con lluvia, abrían sus puertas a las once. Al fin y al cabo siempre queda la opción del centro comercial cuando la lluvia en Sevilla no es una maravilla como recitaba Audrey Hepburn en la versión española de «My Fair Lady».
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