Un cuadro de la Macarena en la base Al Asad de Irak

Tras los pertinentes contactos con el Ministerio de Defensa, autorizan a ABC a hablar con el comandante Francisco Javier Fernández Roldán, del BHELMA IV, que al estar desplegada en Irak se convierte en la unidad ISPUHEL XIX, «pero dentro del ámbito internacional se nos conoce por el anglicismo de 'Task Force Toro', en español sería la unidad Toro», explica el comandante.

La comunicación es por videoconferencia. En Al Asad hay unos veintidós grados. El comandante Roldán no es de Sevilla, aunque vivió hasta los once años en nuestra ciudad a la que volvió en 1999 cuando lo destinaron a la base del Copero. «Ya me siento sevillano», dice, donde vive con su familia.

«Este no es el lugar habitual donde está el cuadro, lo hemos puesto para que puedan sacar la foto», explica. «Todo empezó en 2004. Yo pertenezco al Bhelma IV, que está en el Copero, y se nos asignó la misión de venir a Irak en el despliegue. Durante la fase de preparación, desde la unidad propusimos visitar la Basílica de la Macarena y pedir amparo antes de iniciar la misión. Esa fue la primera de helicópteros españoles y se denominó ISPUHEL III. La gente de la unidad habló con Cecilio Castaño Segura, que había sido miembro fundador de lo que fue el germen del batallón de helicópteros, y a través de él conseguimos que el hermano mayor de la época, Juan Ruiz Cárdenas recibiese a la unidad antes de desplegar. Hicieron una misa en la Macarena y en ese mismo acto nos hicieron entrega del cuadro».

Desde esa misma fecha el cuadro de la Macarena acompaña a esta unidad en sus despliegues, «sea donde sea que vaya la unidad, el cuadro va con nosotros, lo llevamos de equipaje de mano con el de la plana mayor».

La Macarena 'hizo su primera misión' en 2004 en la base de Diwaniya, y desde entonces siempre ha estado fuera, «porque siempre ha habido algún miembro del BHELMA IV formando parte de alguno de los contingentes desplegados».

A lo largo de los años, el cuadro ha viajado con los militares a Irak, Afganistán, «donde se hicieron muchas misiones», la base Miguel de Cervantes del Líbano, y en 2018 volvió a Irak, primero a la base de Tayik y luego a Al Asad, que es donde se encuentran ahora desplegados.

La unidad de helicópteros es pequeña, son cincuenta y cinco militares. De de ellos cinco mujeres. Treinta y cuatro pertenecen a la base del Copero de Sevilla. «No nos consta aquí desplegado ningún hermano de la Macarena, en otras ocasiones sí los ha habido».

La imagen viaja con ellos, «siempre, si no está en zona, está en la plana mayor en el edificio de mando, donde se vea. No tenemos una capilla al efecto, pero sí en el pasillo principal del edificio hemos organizado la zona religiosa, y allí está el cuadro expuesto».

Entre los compañeros españoles no causa sorpresa, porque conocen la imagen, «pero a los componentes de otras unidades extranjeras, porque aquí en esta base somos los únicos españoles, sí les llama la atención, no el hecho de tener la imagen religiosa, sino la relación entre la hermandad y la unidad, y que haya perdurado en el tiempo. Cuando se hace referencia a la ciudad de Sevilla y se les habla de la Macarena, nos damos cuenta de que es muy conocida y nosotros les transmitimos lo que significa para la ciudad».

Confiesa que el cuadro es «uno de los nexos que tenemos con nuestra tierra. Ahora es más fácil estar en contacto con la familia, pero esto ayuda. No tenemos capellán habitual, pero en días señalados, sin convocatoria, por iniciativa propia, nos reunimos en torno a la imagen».

Desde el año 2011 acompañan a la Macarena en Semana Santa, saliendo delante de la presidencia desde la Basílica hasta la Catedral, y el propio comandante Roldán procesionó el pasado año. «Me gustó mucho desde el punto de vista personal, y mi hijo mayor que es muy seguidor de la Semana Santa, disfrutó muchísimo».

Para el comandante Roldán éste es su séptimo despliegue. «Estuve en Bosnia-Hercegovina en 2002, hice tres rotaciones en Afganistán y ésta es mi tercera rotación en Irak». Comenta que lo más complicado de los seis meses «es mantener la templanza, la distancia con la familia y, como jefe de unidad, llevar el grupo. El personal que viene está perfectamente instruido, donde hay que trabajar más es en las relaciones personales. Tanto tiempo fuera de casa, todo el mundo pasamos por momentos duros donde se flaquea y ahí hay que echar un cable. Todos tenemos ese bajón, incluido yo. Mantener la entereza esos seis meses es lo más complicado porque no podemos salir de la base. Hacemos actividades deportivas y nos reunimos con personal de otras nacionalidades para intercambiar formas de vida. Es curioso porque aquí se habla todo en inglés, sin embargo los que sí buscan el contacto con nosotros son los militares del contingente norteamericano de origen hispano para hablar en español». Dice que mantienen la alerta que requiere la zona de operaciones, pero «estamos tranquilos y sin novedad, que es lo mejor que se puede decir».

La unidad de helicópteros del Ejército Español forma parte de una coalición internacional que apoya al gobierno de Irak en la lucha contra el Daesh, creada en la cumbre de la OTAN de 2014 para luchar contra el grupo terrorista. Sus actuaciones están amparadas por Naciones Unidas y está formada por 68 países.