'Secret Story' enmienda errores; la segunda edición arranca recuperando la frescura de los 'realities' de anónimos

Los de arriba parecen haber tomado nota de los deseos de los telespectadores en ‘Secret Story 2’ , una edición de perfiles anónimos y diversos . Son «personas como tú», repite Carlos Sobera , el sustituto de Jorge Javier Vázquez al frente de las galas. «Soy una persona muy disfrutona con la comida», «le tengo fobia a las lagartijas», o «estoy opositando para profesor de Educación primaria», se describen los nuevos fichajes sin rostro antes de revelar sus identidades.

Se rige el nuevo ‘Secret Story’ por la paradoja gatopardista de «cambiar todo para que nada cambie». Menos darle un lavado de cara a la casa de Guadalix de la Sierra, a priori el luce más fresco, más dinámico, más atractivo y más plural. Acorde a esa filosofía anuncian una nueva mecánica: las expulsiones las decidirán las votaciones gratuitas. Alerta ‘bots’.

Uno a uno van descubriéndose quienes se esconden detrás de las tétricas máscaras de los concursantes. Ya hay algunos que transmiten sensaciones de ansias de focos, pero son los menos. Lo especial de los nuevos participantes de ‘Secret Story’ es que llaman la atención por educados, naturales y reales, caracteres que escaseaban en la anterior edición.

Con edades comprendidas entre los 24 y los 44 años, proceden o residen en provincias como Zaragoza, Barcelona, Teruel, Guipúzcoa, Madrid, Badajoz, Sevilla, Tenerife, Málaga, Murcia y Cádiz, entre otras, y de fuera de España, y desempeñan en su vida diaria profesiones y actividades tan heterogéneas como profesor de educación primaria, secretario interventor, personal de desguace, comercial, esteticista, modelo, técnico en emergencias sanitarias, fontanero, secretaria, teniente de alcaldesa, barrendera, estudiante de Matemáticas, consultora de ventas y fotógrafo, entre otras.

Nissy y Laila , dos hermanas mellizas que llevaban tres años sin verse. Carlos es una persona no binarie que entra con el objetivo de dar visibilidad a las identidades de género no normativas; Carmen , estudia Matemáticas y tiene incontinencia verbal.

Por su parte, Adrián , profesor de primaria, cuenta cómo su vida cambió radicalmente después de que su mejor amigo falleciese en un accidente de tráfico. «Él fue la primera persona con la que vi un ‘reality’ y seguro que estaría orgulloso de verme aquí, y lo hubiera disfrutado como nadie». Después de él se presenta Marta , teniente de alcalde y trabajadora social de un pueblo de la España vaciada que se califica de «guerrillera y feminista».

Elena , una sevillana muy internacional, habla siete idiomas y ha vivido en Bélgica, Rusia, Amsterdam y ahora en Berlín. Cora se considera «muy personaja», su pasión es bailar ‘twerk’ y no tiene reparos en admitir que le gusta mucho llamar la atención; en cuanto a Rafa , explica que es químico, que ejerce de fontanero y que es un ávido lector de los clásicos en sus ratos libres.

Representando a todos los que no tienen suerte en el amor, el estado civil de Brenda es «casada consigo misma». Barrendera de profesión, esta madrileña es una flipada del esoterismo y la astrología. Con mucho ‘flow’, Kenny , modelo cubano residente en Barcelona, tiene el corazón dividido entre sus dos pasiones: el baile y su madre.

Alberto no tiene problema en confesar que su vicia es el café, ni tampoco que con él se hizo realidad el dicho de «te casaste, la cagaste»: estuvo con su pareja 15 años y se divorció a los seis meses de casarse. «¿Parejas para qué, si existen las croquetas?», se pregunta Virginia , una ‘flower power’ de la vida, feminista, culo inquieto y viajera como forma de vida.

Seguidamente se destapa es Alatzne , técnico de emergencia que ha luchado en primera linea de fuego contra el covid-19. «Es una lección que a todos nos debería servir para muchas cosas. La vida se va cada día y aprendes a valorar las pequeñas cosas», reflexiona.

El penúltimo concursante se presenta como Colchonero , un buscavidas cuyo sueño es hacer un voluntariado en Australia para salvar tortugas. Finalmente se destapa a la persona que se esconde debajo de la máscara de caballo, que lleva toda la noche observando a sus compañeros sin decir ni ‘pío’. Se trata de Héctor , fotógrafo tinerfeño que tiene superpoderes. «Soy super activo y super sociable».

Además del cheque de 150.000 euros que se llevará el ganador elegido por la audiencia, los concursantes pelearán por ser los mejores en el juego de los secretos y las esferas (premiado con 50.000 euros), que tiene nuevas reglas más sencillas y más justas. Cada participante entra con un secreto, aunque, a diferencia de la primera edición, en la que se fueron destapando paulatinamente, se han dado conocer todos a la vez en la gala de entrada.

«Recurrí a las colas del hambre para sobrevivir»; «soy virgen»; «tengo una hermana que no conozco»; «cuando me aburro en el sexo, me duermo»; «intoxiqué a mi barrio con croquetas de cemento»; «le fui infiel a mi pareja con más de 100 personas»; «he abierto un cadáver»; «estafé a mis amistades con marcas de lujo»; «me enganché a comer estropajos»; «fui catequista y casi tomo los hábitos»; «me sedujo una amistad de mi madre»; «mi madre ha querido al dinero más que a mi»; «tuve un lío con un actor/actriz 20 años mayor que yo»; «fui una persona obesa que no salía de casa»; «mi jefe/a rompió su matrimonio por mi»; y «engañé a mis padres para vivir un amor» son los sugerentes secretos que guardan los participantes.

Otra modificación importante respecto a la edición de los famosos es que cuando un secreto sea descubierto, su poseedor perderá definitivamente la posibilidad de ganar el juego de las esferas.

Hechas las presentaciones, las votaciones gratuitas causan los primeros sobresaltos. Carmen se va a la cama la primera noche convertida en la primera nominada de la segunda edición de ‘Secret Story’ . Como se despide Sobera, «esto acaba de empezar, y promete ser muy divertido».