tiempo recobrado
La función debe continuar
Lo que va a quedar patente hoy es la degradación de un poder del Estado que, en lugar de debatir y legislar, se entretiene con espectáculos
Josef K. en la Seguridad Social (18/03/2023)
Adanismo (14/3/2023)
La política no es un espectáculo, pero los políticos se esfuerzan mucho en que lo parezca. Incluso en los peores dramas carecen de escrúpulos morales para convertir la tragedia humana en pura propaganda. Ahí están las imágenes de Putin en Mariúpol, departiendo con los ... vecinos como si la ciudad no hubiera sido devastada por los bombardeos rusos. Putin entra en una casa en la que sus habitantes le agradecen el bienestar del que gozan. Orwell, en estado puro. No hay posible comparación, pero también a Pedro Sánchez le gustan estos vídeos prefabricados en los que charla con figurantes que le sirven para enunciar sus eslóganes.
La sesión de hoy en el Parlamento es una mezcla de farsa y esperpento, con un resultado perfectamente previsible. También lo fueron otras mociones de censura como las de Hernández Mancha, Iglesias y Abascal, pero tenían un cierto sentido. Los tres aspiraban a presentarse como alternativa, algo que no va a suceder ahora. Ni siquiera cabe la sorpresa de lo que dirá el candidato, cuyo discurso fue filtrado a la prensa.
Ramón Tamames, al que aprecio y respeto, va a hacer hoy de figurante no ya de Vox, sino de sí mismo. Va a subir a la tribuna para ofrecer un espectáculo que pondrá de relieve la inanidad de un Parlamento que ha dejado de ser un lugar de debate político para convertirse en un escenario donde lo que acontece es puro teatro.
Desde hace mucho tiempo, no hay noticias de una discusión inteligente y argumentada sobre algún asunto de interés público como los impuestos, la enseñanza o la sanidad. Lo que vemos son actores que recitan un papel con la escasa convicción de un comparsa de una película de Cecil B. DeMille.
Nuestra democracia parlamentaria se ha ido transformando en un sistema presidencialista en el que la división de poderes es una ficción. Los diputados aprietan el botón en base a una disciplina parlamentaria que ahoga cualquier conato de independencia.
Lo que va a quedar patente hoy es la degradación de un poder del Estado que, en lugar de debatir y legislar, se entretiene con espectáculos que pueden divertir al personal pero que son absolutamente inútiles. Y ello tras el sistemático abuso del decreto ley y de la improvisación de enmiendas para evitar la fiscalización de la oposición.
Nadie va a ganar ni va a perder en esta moción que es puro humo y de la que nadie se acordará dentro de una semana. Por eso, especular sobre quién va a salir beneficiado es absurdo. La batalla de los partidos se libra en otros ámbitos como la televisión y las redes y no en la carrera de San Jerónimo.
La función debe continuar, según reza el conocido lema. Tamames es un viejo actor que hoy sube a las tablas como un ilusionista que atrae la atención del público mientras lo importante sucede lejos de las miradas.
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