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Escupitajos, heces, peleas y robo de comida en las terrazas de Tirso de Molina
Los hosteleros piden intervención al Ayuntamiento para alejar a una treintena de indigentes que perjudican sus negocios
Escupitajos, heces, peleas y robo de comida en las terrazas de Tirso de Molina
Cuesta amortizar la tasa por instalar terrazas en la plaza de Tirso de Molina de Madrid (entre 2.000 y 3.000 euros mensuales, dependiendo del número de mesas). Es lo que sostienen sus hosteleros, que ven disminuir el número de clientes, no solo por la crisis, sino por los indigentes que allí se instalan día tras día. Cuentan «las hazañas» de este grupo de «sin techo», pero prefieren que no se revelen sus nombres para evitar más conflictos con ellos.
«Es muy difícil trabajar así. Hay peleas todos los días , sobre todo por la tarde, cuando van bebidos; orinan y hacen sus necesidades en la plaza; roban la comida de los clientes; les «Si no les dan nada, les escupen»piden dinero o un cigarro y si no les dan nada , hay uno de ellos, "El Musta", que les escupe », detalla un camarero. Este mismo recuerda un episodio de la última semana de septiembre: « Dos mujeres comenzaron a golpearse . Una comenzó a sangrar por la boca . No paraba de echar sangre, aquí, al lado de la terraza».
Suciedad
Son las doce del mediodía y en la plaza hay una docena de indigentes, con sus cartones, sus enseres y sus litronas. Más hombres que mujeres. « Por la tarde se llegan a juntar treinta », informa otro trabajador de estos restaurantes. «Mira», advierte. Uno de los «sin techo» procede a orinar detrás de una jardinera, frente a dos agentes de Policía Municipal que permanecen en el lugar. «Desde hace un tiempo viene la Policía, está una hora y se marcha. Gran labor», dice éste con ironía.
En la zona que utilizan de WC, a diez metros de las terrazas, el olor es nauseabundo. «Lo han limpiado esta mañana, pero por las noches te puedes encontrar cacas», detallan.
Robo de móviles
«Hay uno que es malo malo. Si puede, les roba los móviles a la gente que tiene en las mesas. Es ése, el que tiene la cabeza con una venda. Le abren la cabeza constantemente porque siempre está en peleas», se refiere otro hostelero.
Por el día, el escenario es complicado. Por la noche, peor . De ello sabe bien el negocio de restauración que abre en Tirso las 24 horas. «Nosotros les aguantamos cuando ya están hasta arriba de todo. Se nos intentan meter en los baños, o vienen a pedir comida, o molestan a los clientes. Algún día acabamos mal», advierten en este local.
Los hosteleros tratan de convivir con esta situación dando de comer a este colectivo bocadillos para que no entorpezcan su labor. «Hay una mujer de un matrimonio que es la que pone orden para que no nos toquen, pero no es el mejor escenario. Pagamos mucho por estas terrazas. Necesitamos que el Ayuntamiento por fin haga algo. Ya hemos dado quejas. Hay más Policía, pero es insuficiente», protestan. Este fenómeno no es nuevo en la plaza. Los «sin techo» llevan años en ese lugar. El problema es que aumenta su agresividad.
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