Dimisión adecuada
A grandes males, grandes remedios. No es frecuente ver en nuestra Administración la celeridad con la que se ha actuado en el Aeropuerto de Barajas, donde los dos fallos eléctricos ocurridos en apenas tres días le han costado el puesto a su director, Ángel Gallego. No importa si ha sido una dimisión voluntaria o inducida; se trata de una clarísima señal enviada por el Ministerio de Fomento, que no quiere que se repitan en nuestro tráfico aéreo episodios pasados y negativos. Álvarez-Cascos ha tomado con firmeza las riendas de un asunto que se ha desbocado ya en demasiadas ocasiones. Clarificar responsabilidades es a menudo necesario para poder mantener el rumbo deseado.
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