UE: otro éxito de ZP

Emotivo fue ver el pasado martes al acosado ministro Montilla emplear el catalán ante las instituciones europeas para defender que se mantenga la prevalencia del castellano que él mismo está cercenando. Es difícil acumular mayor grado de incoherencia. El finlandés que funge como director general de Traducciones de la Comisión Europea, Karl Johan Lönnroth, es uno de tantos altos funcionarios que tiene que hacer encaje de bolillos cada ejercicio presupuestario para ajustar en los recursos disponibles las muchas tareas que debe afrontar. En ese contexto, y siempre dentro de la normativa vigente, Lönnroth tiene que hacer frente al creciente babelismo que son las instituciones europeas, incluida la Comisión.
En éstas nos alegrábamos de nuestra diversidad cuando Lönnroth tuvo la ocasión de enterarse de que en España los aliados parlamentarios del Gobierno de la nación están fomentando la persecución del uso de la lengua castellana en Cataluña. Y quizá, incluso, se le ocurriera mirar las páginas web de los gobiernos de comunidades autónomas con lengua propia -algunas, por cierto, gobernadas por el PP- para descubrir que los máximos representantes del Estado en esos territorios marginan gravemente el uso del español a favor de lenguas vernáculas. Y así, poco a poco, a Lönnroth le ha salido una cuenta de 30 millones de ciudadanos españoles que hablan la lengua común frente a los 44 millones de personas censadas. Un desfase de más del 30 por ciento. Algo más que un error estadístico. Y por si Lönnroth tuviera alguna duda, se encuentra con que Montilla llega a las instituciones europeas a hablar en catalán y demuestra su empeño en hacerlo corriendo con los gastos de traducción de una lengua por la que no están dispuestos a pagar el resto de los europeos. Porque lo único que no necesita Europa es más lenguas de trabajo. Y en esto, el consenso es amplísimo.
Está muy bien celebrar los más exaltados fastos con motivo del cuarto centenario del Quijote. Todo es poco. Pero también podremos convenir que todo sobra si no se aplican medidas prácticas. Lo que no podemos pretender es bombardear las instituciones europeas con reclamaciones para que el castellano sea contado entre las lenguas importantes y luego decir que no es una lengua válida ni siquiera para la totalidad de los españoles. El español es la lengua de dos continentes y su empuje es creciente en Estados Unidos. La responsabilidad de los españoles de promoverla y conservarla unificada es inmensa. Mas nada podremos hacer si nuestras autoridades no se ponen al frente de la manifestación. Si nuestros ministros emplean cualquier otra lengua cuando acuden a las instituciones. La capacidad del nacionalismo para confundir a sus propios seguidores es infinita. Y la de ZP para fomentarlo, abrumadora. No paramos de mejorar.
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