Tradevo: «El cambio del cambio»
Un buen producto y una estética cuidada han hecho de Tradevo una referencia en la ciudad
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La revolución bistronómica, apodada así por el gastrónomo francés afincado en Barcelona Philip Regol, inundó Sevilla de gastrobares en poco tiempo intentando democratizar platos y técnicas más reservados a restaurantes de un ticket alto y que ayudo a popularizar elaboraciones en ocasiones hasta el ... extremo.
Uno de los que inició ese cambio, y que dio con la tecla de la innovación en un entorno que quizás no era el más dado a ello fue Tradevo, con Gonzalo Jurado, su propietario, a la cabeza del mismo. Un concepto que en sus casi quince años de vida ha pasado por altibajos y diferentes ubicaciones, actualmente mantienen dos, una en el centro en la misma cuesta del Rosario y esta que hoy visitamos enDiego Martínez Barrios.
Este local al que se mudaron hace un par de años, desde su emplazamiento original en la Plaza Pintor Amalio García del Moral, les da un tono más moderno y además cuentan con una amplia terraza que ofrecer a grupos más grandes.
Su oferta se ajusta a su nombre, que viene de un juego de palabras con tradición y evolución y en la que se mezclan recetas más tradicionales con otras viajeras. Un buen producto y una estética cuidada han hecho de Tradevo una referencia en la ciudad. Últimamente han dado un giro a su carta, optando por introducir el formato tapa en la amplia mayoría de sus referencias, buscando que cada uno se componga un menú a su medida.
Empezamos con sus chicharrones, en laminas, tipo Cádiz, que aliñan con un poco de limón y ayuda a realzar el sabor del mismo. La ensaladilla se elabora con una patata azul de temporada, quizás algo dura, y a la que añaden un ligero escabeche casero.
Su parte más exótica la vemos en su nigiri de gamba blanca, en una bola de arroz frito, con gamba blanca y mahonesa de sus cabezas o el canelón de aguacate y langostino con una crema de maíz fresco acevichado, dos grandes clásicos de la casa que cumplen.
El plato final fue su hamburguesa de presa de vaca, queso raclette, pepinillo y lechuga en un pan brioche, de tamaño medio es más bien lo que en América se conoce como un 'slider'.
La comida en Tradevo siempre es entretenida, es verdad que ya no cuenta con ese factor sorpresa que enganchó a una generación, pero sí la buena ejecución incluso en sus elaboraciones más complejas.
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