Bares con dueño
Ventura Pérez (Bar Arenal Ventura): «Muchos clientes llaman a esta esquina 'el balcón de Sevilla'»
El pequeño negocio que gestiona junto a sus hermanas está a punto de cumplir 80 primaveras, un auténtico superviviente de los que cada vez quedan menos en el centro
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Iniciar sesiónAmbiente taurino, cerveza bien tirada y una de las esquinas más distraídas del centro sevillano. Esos son los ingredientes del Bar Ventura Arenal, que está a punto de cumplir 80 años y que se hoy protagoniza nuestra sección «Bares con dueño».
Nos atiende Ventura Pérez, ... nieto del fundador (con el que comparte nombre) y al frente del negocio junto a sus tres hermanas (Raquel, Cristina y Patricia).
En esta concurrida esquina de El Arenal se encargan de mantener uno de los bares más añejos del centro sevillano, dando vida diariamente a un negocio genuino que ha sabido adaptarse al nuevo siglo y que, a pesar de ser un imán para el público foráneo, nunca ha dejado de ser un punto de encuentro para los parroquianos.
¿De qué manera valora el cliente sevillano llegar y encontrar detrás de la barra a los dueños del negocio?
Nosotros tenemos que estar aquí porque muchos de los que vienen quieren encontrarnos. Aproximadamente un 80% de la clientela son parroquianos que vienen con mucha frecuencia. La gran prueba es que ni durante la pandemia notamos un bajón, ya que nuestro público es de aquí y siguió viniendo.
Si llegan sus parroquianos y no le ven, ¿qué hacen?
Me llaman corriendo y preguntan qué me pasa, si estoy bien. Para que esto vaya bien uno de nosotros tiene que estar físicamente. Ese es el secreto de que llevemos 80 años abiertos.
¿Cómo es el cliente que llega al bar?
Vienen muchos vecinos de la zona, trabajadores, miembros de cofradías y aficionados del mundo taurino. Mi padre estuvo casi 20 años en la Maestranza y eso siempre ha atraído a mucha gente del mundo del toro.
¿Le gusta al público llegar y encontrar un ambiente auténtico y sevillano?
Claro que gusta, no solo al sevillano, también el turista quiere ir a sitios donde va el público local. Pero claro, tú no puedes elegir a tu clientela, no puedes decidir quién viene y quién y por eso no estoy muy de acuerdo con algunos comentarios que se leen últimamente. Hay quienes critican que se están perdiendo los bares de toda la vida y su esencia por culpa del turismo pero los establecimientos tienen muy complicado controlar eso.
Aún así hay algo que tengo claro: el público sevillano y mis parroquianos van a tener siempre su sitio en Bar Arenal Ventura. De hecho, si reservo varias mesas me gusta dejar otras libres para el que llega improvisadamente y quiere tomar algo en su bar de siempre.
¿Conservan clientes de toda la vida?
Vienen abuelos que venían de pequeños y ahora traen a sus nietos. Son varias generaciones y siguen viniendo por tradición. De hecho llama la atención que llega gente y pide por ejemplo el bonito en escabeche porque es lo que pedía su abuelo y ellos lo siguen pidiendo por nostalgia o costumbre.
¿Llegan también muchos turistas?
Cada vez más, porque hay mucha gente que nos recomienda. Damos buen servicio y tapeo, además de buena cerveza: tenemos el premio de Mejor Cañón de Cruzcampo. El turista lo que busca es esto, bares pequeñitos y auténticos que tienen al dueño dentro del bar. A ellos les gustan los sitios a los que va el sevillano en su día a día, que es lo típico de aquí. Las franquicias las hay en todas partes y no les llaman la atención.
¿Se sienten en peligro de extinción?
Cada vez hay menos propietarios que están al pie del cañón, porque la voluntad de trabajo que ha habido siempre se está perdiendo. Aquí venimos todos los días, yo llevo 20 años acudiendo al bar prácticamente a diario y mis hermanas tienen la misma actitud, así que aquí hay Ventura para rato.
La mitad del equipo es parte de la familia, eso es toda una garantía con la crisis de personal que atraviesa el sector…
De los siete miembros del equipo, tres somos hermanos y otro es un amigo mío más el novio de mi hermana pequeña, así que todo queda en familia. Tengo claro que aquí no meto a cualquiera y por eso cada que vez que hay que contratar a alguien me pongo muy selectivo. Para mí es fundamental que el empleado tenga buen aspecto, que sea una persona formal y de orden. También honrado y humilde, alguien cercano que haga sentir bien a todo el que llega.
Si hablamos de cocina, ¿cómo ha evolucionado Bar Arenal Ventura?
Con la idea de adaptarnos a los nuevos tiempos empezamos a meter guisos, muchos montaditos, panes de la casa, ensaladilla, unas papas aliñás hechas al momento...
Imagino que así habrán conseguido que muchos clientes se queden a comer y no paren solo para la cerveza…
Efectivamente. No cerramos durante el día, tenemos una gran variedad de tapas, copas y cafés para la sobremesa y la tarde. Te puedes sentar en una mesa de la terraza y ver la vida pasar, porque ahí te sientas y no te aburres. Hay clientes que lo llaman «el balcón de Sevilla».
¿Cómo llevan la responsabilidad de cuidar de un negocio tan arraigado?
Es una gran responsabilidad, porque sabemos que nuestro padre quería que continuáramos con el negocio y desde que murió estamos más volcados que nunca en mantenerlo. También tenemos presente a nuestro abuelo, que fue el que empezó todo. Es una gran responsabilidad porque cada vez hay menos bares tan antiguos, pero tenemos la suerte de que nos encanta lo que hacemos.
Quién es
Sus abuelos, Ventura Pérez y Constancia Casquero, llegaron a Sevilla en los años 40 procedentes de un pueblo de Palencia y de León respectivamente. Buscaban un local con vivienda arriba para compaginar lo mejor posible las largas horas de trabajo en la taberna con la vida familiar, y dieron con el número 2 de la calle Arfe, donde abrieron su establecimiento.
En el salón de la casa que pisa la barra nació su hijo Ventura, padre de nuestro entrevistado, quien compaginó el trabajo en el negocio familiar con la labor de “alguacilillo” en la plaza de toros de La Maestranza. Eso, unido a la cercanía con el coso hispalense, hizo que Bar Arenal Ventura se convirtiera en parada obligada para antes o después de cada cita taurina.
Por cuestiones de salud se retiró pronto y desde 2006 tomaron el relevo sus hijos: Raquel es la mayor y está en la cocina, mientras que la pequeña, Patricia, está con Ventura tras la barra. Cristina no está físicamente en el negocio pero se encarga del papeleo y las facturas.
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