Los platos de la Antigua Abacería de San Lorenzo que se perdieron con su cierre
Desde «los huevos de Ramón» hasta la sopa de tomate sin olvidar la tortilla de patatas con pisto o su famoso taco de foie
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Iniciar sesiónTras la triste noticia adelantada por GURMÉ de que la Antigua Abacería de San Lorenzo no volverá a abrir llega el momento de hacer balance de los platos que hemos perdido para siempre.
«La auténtica abacería ha muerto» ... , decía Ramón López de Tejada a sus allegados pocos minutos después de hacerse pública la noticia, y con esa pérdida se irán también muchas de las recetas que han acompañado a su público durante los 27 años que ha durado esta aventura.
No olvidemos que en un principio la abacería se limitaba a vender viandas desde un pequeño mostrador que no tardó en fidelizar a un público exigente, «culpable» en cierto modo de la evolución que ha vivido el establecimiento.
Esa misma clientela animaba a los propietarios, Ramón López de Tejada y María del Carmen Vázquez Colchero, a cambiar el concepto del espacio cuando la cerveza y las chacinas que tomaban mientras les atendían comenzaron a quedarse cortas.
A base de preparar latas y guisos en conserva para sazonar la espera mientras se despachaba, comenzaron a definir lo que ha acabado siendo la Antigua Abacería de San Lorenzo: una auténtica casa de comidas .
Cazuelas, chacinas y huevos . ¡Ay, los huevos! Esos que Ramón bautizó con nombres de sus amigos y clientes y que se echaron raíces en su carta hasta el último día. Los primeros fueron «Los huevos del abuelo Justo», uno de los clientes que acudía a la Abacería cuando apenas había cocina caliente en el establecimiento. Después vinieron los de Ramón, que cogieron fama tan rápido como la pólvora y se convirtieron en una de las recetas más solicitadas por sus clientes. Iban con patatas cocidas en lugar de fritas y rociadas con pimentón como si fueran un pulpo a la gallega. «Los huevos de Álvaro», por su lado, hacían referencia al huevo frito con tomate y patatas cortadas en cuadraditos, y «Los de Servando», con chorizo y jamón.
La sopa de tomate era otra de las especialidades de la casa, elaborada con hierbabuena al estilo gaditano, así como su mollete de pringá o sus papas con langostinos, su famosa tortilla de patatas con pisto o su taco de foie.
Y qué decir de la cocina de temporada , con ese pavo de Navidad relleno de cirueles, pasas, dátiles y manzana o ese cochinillo asado o la paleta de cordero al horno.
Tampoco podemos dejar atrás las jornadas temáticas que ponían sabor a casa fecha señalada: el menú maragato de León, «la pringue de Don Carnal» o los sabores de Cuaresma, con sus espinacas y mil maneras de interpretar el bacalao .
Se pierden también esas jornadas del guarro en las que se demostraba la nítida verdad de que «hasta los andares», con recetas que quedarán en la memoria de sus clientes: riñones en manteca colorá, cachuela, cocido con cotobuyo o las castañetas encebolladas. Y las jornadas dedicadas a la carne de lidia , con decenas de recetas que elogiaban las virtudes de este bocado.
Imposible despedir esta retahíla sin citar la torrija de Mari Carmen , mítica entre las míticas. Aceite de oliva, pan de masa dura de Burguillos, manzanilla La Gitana de Sanlúcar, PX de Montilla Moriles, huevo batido y miel de la Sierra de Cádiz son los ingredientes de este clásico entre los clásicos.
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