Miguel Palomo y Teresa Ortiz dan su último servicio en Alhucemas este domingo
El matrimonio se despide después de 28 años de trabajo en el restaurante de Sanlúcar la Mayor
El mismo Ferran Adriá llegó a recomendar el establecimiento en los tiempos de El Bulli
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Iniciar sesiónEl restaurante Alhucemas (Sanlúcar la Mayor) está a punto de despedir al matrimonio que le dio vida y lo ha consagrado como uno de los templos del buen pescado en la provincia de Sevilla.
Miguel Palomo y Teresa Ortiz ofrecen ... este domingo 30 de julio su último servicio , después de casi tres décadas entregados diariamente a un establecimiento que ha traspasado sus propias fronteras.
Clientes de toda la provincia y de España entera han regresado durante años a este singular espacio que el mismo Ferran Adrià llegó a recomendar en los tiempos de El Bulli, cuando paraba con frecuencia en la avenida del Polideportivo de esta localidad sevillana.
Arropados por una fiel clientela que les hace llenar cada día, Miguel y Teresa saben que ha llegado el momento de descansar y han decidido retirarse del negocio que iniciaron en 1995. «Yo estoy a punto de cumplir los 80 años pero aún me veía con energía para seguir, pero mi mujer quiere que paremos y disfrutemos de nuestro tiempo», explica Miguel Palomo.
Cuando GURMÉ contacta con él un martes de julio a las cinco de la tarde le coge con las manos en la masa: «Dame dos minutos que saque los bogavantes que estoy cociendo y te llamo», dice. Son para esa ensaladilla que tanta fama ha cogido en estos años, al igual que su arroz a banda y ese pescaíto frito que hizo estremecerse al mismo Adrià.
«La clave -asegura Palomo- es la materia prima y un buen aceite , juraría que soy de los pocos que utiliza aceite de oliva para freír», sostiene. Ese también es el secreto de sus coquinas (que agotan el pan en cada servicio) o del tomate aliñado, otras de sus especialidades.
A pesar de estar a punto de convertirse en octogenario, Miguel Palomo es un derroche de energía. «Cada día me levanto a las cinco y media y camino durante tres horas. Después -añade- voy a comprar pescado y tras el servicio me paso media tarde cocinando».
Ante esa entrega, su hijo Miguel (que ha estado en el negocio durante los últimos años) ha decidido no hacerse cargo del establecimiento, puesto que tiene dos hijos pequeños y está a punto de convertirse en bombero.
Cuando su público se entera de que abandonan el barco no duda en transmitirles su pena. «Les gustaría que siguiéramos pero ya hemos tomado la decisión» , aclara. «Viene mucha gente de fuera de Sevilla que les encanta visitarnos cada vez que pasan cerca de aquí -comenta. Incluso el conocido pastelero catalán Oriol Balaguer quiere venir a despedirnos cuando se ha enterado de que ya nos jubilamos».
A partir de agosto Miguel y Teresa tendrán tiempo libre para ir a la playa, dar paseos juntos y disfrutar de su familia . Están en conversaciones con hosteleros de Sevilla interesados en continuar con el negocio, aunque de momento no pueden confirmar nada al respecto.
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