Lucas Bernal (Cotidiano y Casa Alta): «Bares como el Ventura son nuestra seña de identidad»
Pararse en la esquina de El Arenal que ocupa el Bar Ventura a contemplar el trasiego y conversar con los parroquianos es un plan tan cotidiano como el nombre del restaurante que Lucas Bernal tiene en este barrio sevillano. Allí acude a visitar a ... su amigo Ventura y a poner sabor a los minutos de su ajetreada mañana mientras da buena cuenta de unos mejillones en escabeche y una cerveza tirada con mucho arte.
Fotos: Tomás Muruaga
El tiempo discurre de otra manera cuando uno se acoda en la barra del Ventura a tomar un vino o una cerveza. Las prisas se quedan en la esquina por la que tantos coches se agolpan buscando salida por Adriano o por Antonia Díaz. Allí acude Lucas Bernal con su socio Javier Padura para tomar decisiones sobre Cotidiano y Casa Alta , los dos restaurantes que gestionan en El Arenal y en Tomares respectivamente. Tras la barra, Ventura Pérez sirve con diligencia y simpatía a todo el que entra y no desprecia una sola ocasión para sonreír (detrás de la mascarilla) y hacer migas con la clientela.
¿Desde cuando vienes al Bar Arenal Ventura?
Lo conozco desde hace mucho porque tengo amigos que viven por la zona y siempre quedábamos aquí antes de salir. Es un punto de partida para luego ir a otros sitios, de hecho un clásico es que en Feria quedamos aquí los amigos para que nos recoja un coche de caballos, lo hacemos desde hace muchos años.
¿Qué momentos elige en su día a día para venir?
Es como un kit kat con el que rompes un poco el ajetreo diario. Javier y yo venimos aquí cuando queremos hablar cualquier tema del restaurante o cuando queremos despejarnos. Siempre vengo entre horas porque es un sitio que se presta a eso y aunque venga solo suelo encontrar a gente conocida.
¿Por qué le gusta el establecimiento?
Tiene detrás a una familia entrañable y es un sitio muy auténtico con una gran historia detrás.
¿Cuál es su rincón favorito?
Si está libre, la esquinita de la barra es mi preferido. Por la calle pasa muchísima gente y eso lo hace un bar muy entretenido.
¿Y qué suele tomar?
Para beber me gusta una cerveza o un oloroso, aunque a veces pido un vermú. Para picar, no fallan los mejillones en escabeche, la tortilla de patatas o el atún en escabeche, que son las recetas más típicas de aquí.
¿Ventura saca tiempo para charlar detrás de la barra?
Claro, siempre hablamos de cómo está el sector, nos ayudamos y muchas veces él nos manda clientes que paran aquí a tomar una cerveza y luego quieren sentarse en un restaurante. Ventura es un vecino del día a día y un amigo.
¿Le gusta traer a este bar a amigos de fuera de Sevilla?
Es un acierto, porque es el típico sitio que busca el que no es de Sevilla por su autenticidad. La cultura de la barra, de tapas de un solo bocado, de estar de pie… Bares como éste no deberían perderse nunca porque son nuestra seña de identidad. Ahora las barras están denostadas con la pandemia pero son la esencia de Sevilla.
Quién es
Lucas Bernal y su socio Javier Padura están al frente de Cotidiano, un restaurante que abrió en 2017 en El Arenal, y de Casa Alta, un espacio gastronómico que funciona desde 2007 en Tomares. Lucas es hijo de médico y la noticia de que quería ser hostelero sorprendió mucho en su casa. Ahora entienden que la hostelería es un buen refugio profesional en una ciudad como ésta. Estudió en la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla y se formó en destinos como Ibiza, Londres o El Puerto de Santa María y después de aprender se dedicó a enseñar en la Escuela de Hostelería de la Fundación Cruzcampo. El poco tiempo libre que le dejan sus negocios lo invierte en sus dos niños, en jugar al golf o en parar en bares como el de su amigo Ventura.
Detrás de la barra: Ventura Pérez
Ventura Pérez comparte nombre y apellido con su abuelo, un leónes que vino a Sevilla buscando un futuro prometedor y que en el año 44 abrió este bar de El Arenal. En la década de los 80 el negocio pasó al padre de Ventura, Buenaventura Pérez, que fue alguacil de la Maestranza durante 20 años hasta que se quedó al frente del establecimiento que hoy gestionan tres de sus cuatro hijos (Raquel, Patricia y Ventura). La decoración taurina está más que justificada y huelga decir que es este un punto de encuentro premio y posterior a las corridas en el coso vecino.
¿Cuándo tuvo claro que seguiría el camino de su padre y su abuelo?
No quería seguir estudiando y aunque al principio no quería trabajar en el bar ya no lo cambio por nada. Llevo echando un cable aquí desde los 15 años y desde 2005 que se prejubiló mi padre estoy al frente del negocio junto a mis hermanas.
¿Qué enseñanzas le dejó su padre?
Mi padre, que falleció hace dos años de forma inesperada, era el típico hombre serio que cuadraba con la figura de camarero malaje sevillano pero tenía un corazón que no le cabía en el pecho y la gente le apreciaba. La gente le quería a pesar de su carácter y nos ha dejado una clientela selecta que nunca ha dejado de venir. También llega público de la época de mi abuelo, que venían siendo niños y ahora traen a sus nietos.
¿Ha cambiado el bar desde que lo abrió su abuelo?
En 206 hicimos una reforma del edificio sin alterar su esencia. También desde que lo llevamos nosotros añadimos más tapas, puesto que antes había solo anchoas, melva, tronco de bonito, mejillones… y pusimos recetas sevillanas que hace mi madre (Antonia Armíger), como espinacas con garbanzos, carrillada, bacalao con tomate o menudo.
¿Es entonces un bar de paso o también para parar a comer?
Lo cierto es que vendemos muchas cervezas porque es un punto de encuentro pero también hay quien viene a comer. Nuestro cliente es el sevillano de toda la vida que a veces viene de paso y a veces viene a comer. Aparte del mundo taurino tenemos mucho público de las hermandades cercanas que encuentra en nosotros un sitio de reunión.
¿Qué trato tienen con el público?
Muchos de los clientes son amigos con los que formamos una pequeña gran familia.
Ver comentarios