Reportaje
El Alcaucil: ¿cómo es la única tertulia gastronómica de Sevilla con más de medio siglo?
Se fundó en 1969 y a día de hoy continúa celebrando sus reuniones mensuales en las que analizan la evolución de la restauración hispalense
Visitan establecimientos clásicos y actuales y otorgan un premio al que lo merece sólo si todos los miembros lo deciden de forma unánime
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Iniciar sesiónEn los años 70 no era tan sencillo valorar y comentar la calidad de los restaurantes como lo es ahora. No había blogs ni cuentas de Instagram donde volcar de forma rápida y bajo pseudónimo las opiniones personales sobre los platos o el ... servicio de un establecimiento hostelero.
Las cosas entonces funcionaban de otra manera: un grupo de conocidos se reunía de forma periódica en torno a una mesa con la gastronomía como protagonista y reflexionaba sobre las recetas que tenía por delante.
En aquel contexto nació El Alcaucil , considerada la tertulia gastronómica más antigua de Sevilla con una historia que arranca en 1969, cuando una peña de amigos auspiciada por el asturiano Juan Carlos Alonso , dibujante de ABC y amante de la buena cocina, inició una serie de reuniones culinarias que llegan hasta nuestros días.
En 1977 se constituyeron como asociación gastronómica y tomaron el nombre de El Alcaucil y en 1984 recibieron el Premio Nacional de Gastronomía .
Para conmemorar su 50 aniversario editaron dos libros en los que recopilaban historias, anécdotas, menús, recortes de prensa, fotografías y viñetas de estas cinco décadas, publicación que no llegaron a presentar a causa de la pandemia.
Hoy GURMÉ se sienta con sus responsables para saber un poco más de esta decana tertulia. Acuden a la entrevista José González Delgado, que entró a formar parte de El Alcaucil en 1970 y hoy es presidente honorífico; y su actual presidente, José María Cruz , además del secretario, Enrique Hepburn, y Augusto Jannone , otro de los socios.
« En Andalucía no sabíamos nada de gastronomía cuando El Alcaucil empezó su actividad y el asturiano Juan Carlos Alonso nos enseñó mucho en aquellos primeros años», recuerda José González Delgado.
Actualmente son 36 miembros aunque en otros tiempos han llegado a ser más de cien . Incluso han tenido delegaciones de El Alcaucil en Madrid y en Ceuta, esta última auspiciada por Manuel Olivencia.
Otros grandes nombres sevillanos han sido miembros de esta institución gastronómica, desde Gabriel Rojas Fernández a Eduardo Miura Martínez, Francisco de la Lastra Gutiérrez o Antonio Muñoz Cariñanos, entre otros muchos.
La intención de la actual directiva es atraer nuevos tertulianos . «Para ello invitamos continuamente a amigos y allegados con la idea de que se sientan atraídos por la tertulia», comenta José María Cruz, reconocido médico y cardiólogo.
Las reuniones
Lo curioso del asunto no es únicamente que esta institución lleve más de medio siglo funcionando de manera ininterrumpida, sino que sus formas y sus principios permanecen prácticamente intactos: el presidente elige el establecimiento donde se suceden las reuniones , los nuevos socios deben pronunciar un discurso de bienvenida sobre algún producto o receta, y hay ciertos temas que son tabú durante el transcurso del almuerzo : fútbol, política y mujeres.
Durante los 54 años de vida de la tertulia no ha habido ninguna mujer en sus filas (salvo dos ocasiones al año en las que los socios acuden con sus parejas), aunque se están planteando cambiar esa tendencia.
Las reuniones son mensuales y discurren en un restaurante en el que previamente se ha acordado un menú. Se comienza siempre con una copa de bienvenida y durante la comida se hablan temas diversos entre los que se entremezclan comentarios y análisis sobre las viandas de la mesa.
«Para mí son muy importantes detalles como el pan, las aceitunas o las patatas» , comenta José González Delgado. Estos elementos son «un termómetro» de la calidad del establecimiento, asegura el veterano de la tertulia. A su juicio, cuando un nuevo miembro entra en el grupo suele tener un gran desconocimiento del mundo gastronómico: «poco a poco aprende a poner atención, a ordenar ideas y a no comer como un autómata» , apunta.
Para los miembros de esta tertulia, tan importante es la atención en sala como la cocina, y miran con lupa detalles como el cambio de cubierto, la calidad de la vajilla o la atención que les dispensa el camarero.
Ingeniero agrónomo de profesión (además de economista), González Delgado es capaz incluso de detectar si el perejil con el que se adereza el plato procede de un cultivo de regadío o de secano. «El de secano tiene mucho más sabor», aclara.
Al finalizar el almuerzo, cada miembro de la tertulia debe emitir su opinión sobre el mismo , a ser posible ante la presencia del chef, el maitre o el propietario del establecimiento. «Los comentarios suelen ser positivos y si hay una crítica siempre es constructiva», indica José González Delgado.
Si todos los miembros de la tertulia están de acuerdo, se le otorga al restaurante el premio «Juan Carlos Alonso» , un plato de cerámica que ya tienen espacios como Eslava, Sabina o Casa Robles. La nota final la pone el decano de la tertulia, de origen alosnero, entonando un fandango de cosecha propia.
Los restaurantes
En los primeros años se reunían con frecuencia en el desaparecido Jai-Alai , ubicado en la calle Hernando Colón, donde daban buena cuenta de su bacalao al pil pil y a la vizcaína.
En 1982 organizaron una reunión de comida andaluza en el Hotel Lebreros con el cocido, la berza y el potaje como protagonistas, cita a la que invitaron a críticos nacionales y personas relacionadas con el mundo gastronómico.
El restaurante José Luis era otro de los habituales, donde establecían menús contundentes como el del 24 de febrero de 1983, a base de riñones a la parrilla, mollejas adobadas o buñuelos de sesos, además de sopa de ajo castellana y un postre de queso cabrales.
Espacios ya desaparecidos como El antiguo Mesón del Moro, La Dorada o la Venta de Antequera fueron algunos de los escenarios elegidos por dicha tertulia para sus reuniones de décadas anteriores.
En la actualidad no dudan en visitar establecimientos de corte moderno como Ivantxu Espacio Bistronómico o el restaurante de la Fundación Cruzcampo, el nuevo Río Grande, donde barajan celebrar su próxima reunión. Un hecho que evidencia la intención de la tertulia de adaptarse a los nuevos tiempos y dejar que el tiempo corra, al menos, otros 54 años.
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