Petit Comité: «Una agradable sorpresa»

Con tanto público llegando y concentrado a la misma hora nos sorprendió el servicio, atento y cordial. Eficaz y sonriente. Que no es poco o, en ocasiones, lo puede ser todo.

La carta es corta, como debe ser en un local de estas dimensiones, no llega a las veinte propuestas entre primeros y segundos. Y eso, como vamos a ver, es determinante para una oferta de calidad y para sacar los platos a buena velocidad.

Comenzamos pidiendo un pulpo con parmentier de patata, yema de huevo y aceite de trufa (4.80 euros) que justifica por si sólo la existencia de este restaurante. Si tuviésemos que hacer un listado de esos que proliferan por estas fechas con los 10 platos del año, este estaría entre ellos. Enseguida llega la inevitable tapa de ensaladilla (3,30) con un toque de mostaza que la singulariza y la hace atractiva. A continuación un conseguido y sabroso salteado de verduras y pollo con lascas de bonito (5.00).

Pedimos los dos tataki con desigual suerte: El de atún , que venía acompañado con una mayonesa de soja, buenísimo pero el tataki de buey (7,60), bueno de sabor y aspecto pero duro como una piedra por el corte que nos tocó o por la falta de cámara de la carne. Merece otra visita.

Los huevos rotos con foie (5,90) nos vuelven a subir el nivel y terminamos con unos boquerones al Tío pepe (5,40) que no nos empiezan a entrar hasta que dejamos de empeñarnos en averiguar por qué son al Tío Pepe.

La panacota de fresas con la terminamos recibe división de opiniones entre los comensales.

Petit Comité es un bar o restaurante casi íntimo que puede perder su intimidad en cuanto que se corra la voz de cómo dan de comer o tapear aquí. Perdón por las dudas que tenemos con estos nuevos establecimientos que no sabemos con certeza si son bares o restaurantes ni si sirven tapas o platos, pero al menos en este sí tenemos claro que dan bien de comer. Y de qué forma.