El Manijero: «Salvemos nuestras barras»
Qué gozada poder aún disfrutar en el centro de la ciudad de un bar que fomenta las barras, las tertulias, las tapas… Nuestro auténtico tesoro
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Mentapicada
Tras la campaña de «los tanques a la calle» que reclamaba que se dejara beber de pie en bares tradicionales de la ciudad -y que tantos disgustos causó al alcalde Muñoz en la campaña-, ya es hora de iniciar una nueva era en el ... centro de Sevilla que bien se podría llamar «salvemos nuestras barras» y que reclame lo que cada vez es más inusual, poder tomarte una cerveza y una tapa en una barra sin tener que sentarte en una mesa ni pagar media ración (o entera).
Si quieren buscar un bar de ese tipo, pueden acercarse a El Manijero. Un restaurante que tiene una barra en forma de U desde la que sus atentos camareros atienden la barra y las mesas bajas de su perímetro con una solicitud y rapidez dignas de encomio.
Porque en realidad hay una zona de barra con mesas bajas y una zona de restaurante, pero con ambientes muy mezclados donde las tertulias que se forman y la decoración con motivos taurinos de acoso y derribo terminan de unificar los espacios.
Nada más entrar te reciben sobre la mencionada barra una exposición de las setas que tienen ese día. Y como no hay mejor pizarra que una buena vitrina, enseguida te pides un salteado de setas de temporada que te cambia el humor y el ánimo para todo el día.
Los aromas que desprende ese plato tan básico y cuyo mayor mérito reside en la materia prima, son indiscutibles. Y esa es la única ración que tomamos en nuestra visita. El resto fueron tapas bien generosas , que combinamos con sorbos de gazpacho en copa, bebida que deberíamos proteger también para que no desaparezca.
Enseguida llega un excelente, curado y sabroso salchichón a taquitos. Seguimos con unas papas aliñadas con huevo duro , bien hechas, con excelente textura y a las que sólo se echaba de menos un toque de vinagre de esos añejos para rematarlas.
Seguimos con esta suerte de «menú degustación» – auténtico, sin fruslerías ni trampantojos- con unas croquetas requetecaseras que, para que nos entendamos, son de la estirpe de Casa Ricardo, aunque mejores. Excelentes. Y entramos en una tapa que hacía tiempo que no veíamos por nuestros bares, un huevo frito con tomate casero , que como antojo es insuperable.
Tras una pavía de baca lao , crujiente por fuera y esponjosa, suave y sabrosa por dentro, rematamos con una aproximación a sus tapas carnívoras. Probamos así un estupendo solomillo al whisky , generoso en cantidad y en calidad, así como en patatas, y con un lagartito ibérico bien sabroso y con la grasa en ese punto perfecto.
Nos dejamos en el tintero, o en su cocina, muchas tapas que probar y muchos guisos que cambian a diari o y que los vecinos vienen a recoger para llevar a sus casas.
Salimos de El Manijero con la sensación agridulce de lo que hemos perdido en el centro, pero de que aún quedan algunos que resisten los embates de la modernidad mal entendida. ¡Pongamos pie en pared!
- Recomendado
- Barra para tapear
- Cruzcampo
- Abierto los domingos
- Ir en grupo
- Tiene barril de cruzcampo
- Para salir de cervezas
- Tapear en mesa
- Tomar algo rápido
- Cuaresma
- Toros
Comida
4/5Servicio
3/5Ambiente
3/5- Pescados
- Mariscos
- Tradicional
- Guisos
- Productos ibéricos
- Gambas
- Croquetas
- Bacalao
- Mariscos
- Lomo de atún
- Aliño de hueva
- Fritos
- Gambitas rebozadas
- Pavía de bacalao
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