Bodeguita Los Caracoles: «El ojo del amo»

El espacio, una bodega coqueta en un pequeño local con cuatro amplias mesas altas de madera y una pequeña barra de fondo que hace de mesa de pase de la cocina; en la acera una terraza algo destartalada pero que le da ese toque de barrio que tanto añorábamos por aquí. Su propietario, incansable, está todo el día al pie del cañón y eso se refleja también, como no podía ser de otra manera, en su equipo. 

La carta, para nuestro gusto, demasiado extensa – máxime cuando ofrecen cada día un fuera de carta kilométrico – lo que hace que no terminen de rematar todo por igual en cocina. Nos reciben con un botellín de Cruzcampo helado que ya nos pone en predisposición para disfrutar. Empezamos con ensaladilla de gambas al ajillo buena, sin más. Nos encanta el salpicón de huevas de choco con mandarina y frutos secos, muy original y con un aliño muy fresco. En la misma línea de originalidad, un acierto la mezcla de sabores en los tacos de salmón ahumado con aguacate y lomito. Tanto la tapa de cochinillo a baja temperatura sobre migas del pastor como la corvina al rio viejo muy correctas en su elaboración y cuidado el producto. Las alcachofas algo aceitosas, pero tiernas, y el arroz con cola de toro algo entero de más, pero sabroso y con una cola de toro que se deshace nada más tentarla, muy conseguida. No remata el cous cous, flojito de sabor, con alambre de presa. Buenísima la tapa de sopa de tomate que nos despide con muy buen sabor de boca. Estamos convencidos de que si acortan la carta alcanzaran el equilibrio que les falta. 

Un refugio “espiritual” para los vecinos de El Porvenir que viene pisando fuerte, con un equipo detrás que trabaja cada día sin más pretensión que dar de comer bien y que todos, parroquianos y extraños, se sientan como en casa.