Dónde comer buen marisco en Sevilla: los mejores restaurantes y marisquerías

Aunque solemos englobarlo todo bajo el término «marisco», no está de más recordar que dentro de esta categoría conviven dos grandes familias: los crustáceos, como gambas, cigalas o bogavantes, y los moluscos, donde se incluyen almejas, mejillones, coquinas o cañaíllas. Ambos tienen su sitio —y su momento— en la mesa, pero no son lo mismo.

A lo largo y ancho de la ciudad, es posible encontrar desde marisquerías clásicas de barrio, con un ambiente desenfadado y precios competitivos, hasta establecimientos más selectos que miman cada detalle. En todos ellos, el denominador común es el compromiso con el producto de calidad y la preparación que permite apreciar todo su sabor. El secreto está en la frescura del marisco, en el punto de cocción, en las salsas y aliños que acompañan sin restar protagonismo, y, por supuesto, en ese ambiente exclusivo tan característico de los mejores restaurantes especializados.

De esta forma, hoy en día podemos disfrutar de una gran variedad de propuestas: desde barras bulliciosas en las que compartir gambas y cigalas frescas, hasta terrazas y comedores donde darse un homenaje con ostras, bogavantes, carabineros o centollos. Todo ello, acompañado de vinos blancos frescos, generosos, champagnes, cervezas bien tiradas y un servicio cercano que sabe recomendar lo mejor del día. Así, se ha conseguido que las marisquerías de Sevilla no sean solo un lugar para disfrutar de producto fresco, sino una experiencia gastronómica completa.

Por todo esto, esta guía recopila algunos de los mejores lugares donde comer buen marisco en Sevilla, con opciones en distintos barrios para que puedas saborear el mejor producto del mar sin salir de la capital andaluza.

En la calle Orfila, compartiendo dirección y filosofía con su hermano mayor, Cañabota, La Barra ofrece una versión más distendida, pero igualmente seria, de la cocina marina. Solo que aquí el ambiente es el de una taberna moderna con alma sevillana, donde el producto sigue siendo el verdadero protagonista.

Al frente, la familia Guardiola, que conoce el mar como pocos, desde su vinculación con Chipiona y su experiencia de años en la mar, con el ir y venir de la lonja, consigue llevar lo mejor a cada plato. La carta se escribe a diario, en la que apuestan por pescados y mariscos frescos en todas sus formas, combinadas con tapeo y guisos marineros, donde no faltan desde una ensaladilla hasta unas croquetas, pasando por ostras recién abiertas o un buen bogavante.

En materia líquida ofrecen cervezas bien tiradas, vermús, jereces y una selección de champagnes que maridan a la perfección con la cocina. La barra o las mesas altas invitan a disfrutar de la comida en un ambiente informal y cercano, pero con la misma atención al detalle que caracteriza al restaurante principal.

Hay casas donde el producto manda y Jaylu es una de ellas. Este restaurante de Triana lleva décadas haciendo del marisco su estandarte.

Quien lo conoce, lo sabe: aquí se viene a por lo mejor que ofrecen las lonjas de Huelva y Cádiz, seleccionadas una a una por Enrique Caballero Baños, que cada día se planta en los puertos para elegir gamba a gamba y langostino a langostino.

La carta es un homenaje diario al mar. Marisco recién cocido, donde reinan cigalas , almejas que apenas necesitan un golpe de calor o bogavantes a la plancha. En Jaylu todo pasa por el fuego justo, el tiempo exacto y la certeza de que, si el producto es excepcional, lo mejor es no estorbar.

Alejado de las modas y fiel a su filosofía, Jaylu no busca sorprender, sino recordar. Recordar que hay pocas cosas tan placenteras como el producto fresco y cocinado en su punto.

Donde antes latía Cabo Roche, hoy respira Cala Roche, una marisquería actualizada que ha sabido conservar la esencia de lo que importa: el producto. Sin renegar de sus raíces, este restaurante de Nervión ha cambiado de cara, de carta y de ritmo, pero sigue hablando con el mismo idioma: el del mar.

En sala, blancos, dorados y líneas limpias visten un espacio cómodo, amplio y funcional, con zona de comedor, terraza y una barra animada ideal para el tapeo informal. Con una propuesta centrada en pescados y mariscos de las mejores lonjas del país, en su carta hay espacio para pescaíto frito de nivel (oquerones, puntillitas, dados de corvina o choco de Huelva), arroces, carnes y cosas para picar de entrada, como tomate con atún de almadraba, las croquetas de carabinero o el salmorejo con caviar de aceite. El atún rojo salvaje de Gadira, omnipresente, versiones: en tosta, en tartar, macerado o con guiños a platos emblemáticos de la provincia.

Pero aquí hemos venido a hablar de donde comer buen marisco en Sevilla, y en esos términos, la lista de Cala Roche es contundente: gamba blanca de Huelva, langostinos de Sanlúcar, almejas gallegas premium, cañaíllas y ostras Gillardeau, por citar algunos.

Todo, maridado con una bodega que supera las 180 referencias seleccionadas con mimo por su sumiller.

En el mercado del Arenal, El Pesquero lleva años demostrando que el mejor marisco no necesita vistas al mar. Fundado por Antonio Sánchez, este restaurante fue el primer restaurante sevillano en ubicarse dentro de un mercado de abastos. Lo que empezó como una cervecería con vocación marinera, es hoy una referencia para quienes buscan pescado fresco y marisco de lonja sin salir del centro.

Hoy, con su hijo ya implicado en la dirección, este establecimiento sigue siendo un referente para quienes buscan buen marisco en Sevilla.

El propio Sánchez sigue encargándose personalmente de traer la mercancía en su furgoneta, con visitas semanales a las lonjas de Isla Cristina y Vila Real de Santo António, en Portugal. ¿El resultado? Una carta viva, que ronda las veinte especialidades diarias y que cambia según la suerte de la pesca del día.

En su propuesta no faltan gambas blancas de Huelva, langostinos de Isla Cristina, cigalas tronco, gamba roja de Garrucha o carabineros grandes a la plancha.

Entre las conchas: almejas gallegas al Jerez o a la marinera, berberechos al vapor, navajas gallegas, coquinas o ostras Napoleón al natural. Y para quienes buscan algo especial: bogavante o langosta nacional, disponibles a la plancha, cocidas o fritas, como manda la tradición.

En el barrio de El Porvenir, El Espigón se ha convertido en uno de los templos del marisco y el pescado en Sevilla. Especializado en cocina tradicional andaluza, aquí el producto es el protagonista: mariscos frescos, pescados de lonja y arroces secos, melosos y caldosos.

En su carta de mariscos brillan los clásicos como cigalas a la plancha, langostinos de Isla Cristina, almejas al Jerez, bogavantes cocidos o a la plancha… Todo preparado con el respeto que exige la materia prima. Las frituras son otro de sus puntos fuertes, al igual que sus platos marineros de cuchara.

Uno de los puntos que mejor definen la experiencia en El Espigón es la versatilidad del espacio. Cuenta con distintos ambientes que se adaptan a todo tipo de ocasiones: una barra más informal ideal para tapear, salones privados pensados para reuniones familiares o de trabajo más tranquilas, y una terraza exterior perfecta para quienes prefieren disfrutar del aire libre.

La bodega, con más de un centenar de referencias, apuesta por blancos nacionales y generosos andaluces, en línea con su vocación marinera. Y el servicio, atento y profesional, mantiene ese punto de formalidad que distingue a las casas con trayectoria.

Lo que comenzó como una cervecería mítica en La Buhaira es hoy un restaurante donde el producto es el centro de todo. D'Culto se ha ganado a pulso su sitio entre los referentes del pescado y buen marisco en Sevilla, con una propuesta que aúna tradición, técnica y una materia prima impecable.

En sus vitrinas siempre hay algo que mirar: gambas blancas de Huelva, alistados, cigalas, cañaíllas o carabineros de Vila Real esperan su turno sobre hielo. Y si el mar está en calma y la lonja sonríe, también llegan bogavantes y langostas, cocidos o a la plancha. El atún rojo ocupa un lugar especial con cortes como morrillo, parpatana o tataki, y elaboraciones como el tartar o el sashimi.

Pero no solo de marisco vive D'Culto. Aquí también destacan los entrantes fríos y calientes —como la famosa ensaladilla de gambas o las croquetas de carabinero—, las frituras como las de puntillitas, boquerones o choco de trasmallo, y una sección de carnes gallegas pensada para quienes prefieren tierra firme. Todo ello con una carta amplia y bien estructurada, que se adapta tanto a la zona de tapeo informal como al elegante salón del restaurante.

La bodega, extensa y bien seleccionada, completa la experiencia con una destacada presencia de jereces por copa, cavas y vinos tintos y blancos de distintas zonas. Y en los postres, ojo con la torrija de brioche con helado y dulce de leche, que ha conquistado más de una sobremesa.

La Isla es sinónimo de buen producto desde hace más de siete décadas. Reabierta con mimo por el hostelero Luis Millán, mantiene ese estilo clásico y elegante que siempre la ha definido, tanto en el servicio como en la cocina.

Su emblemática vitrina de la calle Arfe muestra el género a los viandantes: gambas blancas de Huelva, cigalas, carabineros, cañaíllas, ostras o incluso angulas de Aguinaga para quien busca algo más exclusivo. Tampoco faltan pescados frescos, que preparan a la plancha, al horno o a la sal, un apartado dedicado al atún rojo salvaje de almadraba, y una tentadora selección de arroces.

Ya sea en la barra, en su terraza o en el comedor, La Isla es una de esas marisquerías que defienden el buen producto.