Goyi, un viaje gastronómico por las cocinas asiáticas en la calle Feria

Está regentado por una familia de Shanghái que ha apostado por abrir en pleno centro de Sevilla, gestionando el servicio con un sistema de comandas por tablet y una cocina que trabaja con producto fresco y elaboraciones al momento.4

El recorrido por su menú es amplio: desde entrantes como ensalada de algas marinas, edamame al vapor, takoyakis —una especie de croquetas de pulpo—, dim sums de carne o de gamba, los shao mai o las gyozas de pollo, cerdo o gambas; hasta clásicos como el pan chino o los rollos de primavera.

En el apartado de arroces y pastas aparecen opciones como el arroz japonés de pollo o ternera, arroz tres delicias, yakisoba o yakiudon. Entre las sopas destacan la de miso, de fideos con pollo y los ramen.

La sección de proteínas es igual de variada: pollo karaage, pollo al limón, ternera con salsa de ostras, cerdo agridulce, costillas, chicharrón, pato asado o a la plancha con teriyaki, gambas en tempura y pescados como salmón, atún o pez mantequilla a la plancha. También ofrecen baos de pollo, langostino o pato y calamar rebozado.

La carta es extensa: nigiris, gunkans, temakis, makis, futomakis, uramakis en todas sus variantes, crunch rolls, dragon rolls, spring rolls, tartares, tatakis y sashimis. Hay combinaciones clásicas y otras más creativas, como el uramaki crunch de foie o el dragon roll de aguacate. Los menús bento y los menús sushi permiten probar diferentes piezas en una sola bandeja, mientras que el poke bowl aporta un toque más fresco.

Platos de verduras salteadas, repollo con setas, mapo doufu, arroz de la casa, fideos mixtos o ebi tempura. Además, cuentan con especialidades como el calamar rebozado, las costillas fritas al estilo asiático o el tataki de buey.

La oferta dulce es corta pero cien por cien asiática: mochis y dorayakis que funcionan como un final ligero y exótico.

Ocupa el espacio que antes fue Trashumante y lo ha transformado en un entorno que mezcla lo oriental y lo tropical: vegetación colgante, un árbol de flor de cerezo, un piano antiguo, biombos asiáticos y mesas de mármol con patas doradas. La iluminación cálida y los detalles decorativos invitan a quedarse.

En la calle Feria, 109, una de las zonas más animadas y gastronómicas del centro de Sevilla.