El tardeo malagueño escribe un nuevo capítulo. Tití, uno de los espacios más reconocibles y queridos por los malagueños, abandona su ubicación original en Pedregalejo para instalarse en Trocadero Casa de Botes, en plena La Malagueta. Un movimiento sonado que marca el inicio ... de una etapa renovada… con la misma esencia que lo convirtió en un fenómeno social.
La noticia ha corrido como la pólvora entre sus seguidores: Tití se despide del barrio donde nació para abrir sus puertas junto al mar, a pocos pasos de La Farola y con vistas privilegiadas al Muelle Uno. Su reestreno está programado para el sábado 6 de diciembre, con una jornada inaugural de acceso limitado y música en directo.
Será el domingo 7, en su ya tradicional Domingo de Jarana, cuando el público general pueda volver a brindar allí donde ahora empieza «la nueva casa del Azzulo».
Un cierre nostálgico y un comienzo con horizonte
Para la comunidad que ha crecido alrededor de Tití, Pedregalejo no era solo un lugar: era parte de la identidad del concepto. Allí nació hace seis años como un bar de barrio que poco a poco se convirtió en punto de encuentro, en espacio de celebraciones improvisadas y en uno de los tardeos más queridos de la ciudad.
Pero tras meses marcados por limitaciones y tensiones con el entorno, el equipo decidió dar un giro y buscar un nuevo escenario donde mantener viva la fórmula: buen ambiente, música, copas y ese espirituoso azul que se convirtió en su seña de identidad.
Desde sus redes lo explicaban con emoción contenida: «Tití fue hogar, fue familia. Cerramos una etapa, pero no la historia. Nos mudamos cerca, con el mismo equipo y toda nuestra esencia».
Nueva ubicación, misma energía
Trocadero Casa de Botes acoge ahora el proyecto, un enclave privilegiado que le permitirá reforzar su carácter mediterráneo, sumar nuevas experiencias y abrirse a un público más amplio sin renunciar al estilo que lo hizo grande.
Durante las primeras semanas, el horario será limitado: de viernes a domingo por la tarde, compatibilizando su actividad con la del restaurante durante mañanas y mediodías. La intención es ampliar progresivamente los días de apertura y afianzar este nuevo hogar del tardeo malagueño.
Mientras tanto, desde Tití prometen lo esencial: música en directo, buen ambiente, un servicio cercano y, por supuesto, el Azzulo como bandera de identidad.
Un traslado que marca tendencia
Con este movimiento, el tardeo malagueño confirma su expansión hacia la franja marítima y refuerza el protagonismo creciente de La Malagueta como polo gastronómico y de ocio. Para Tití, es la oportunidad de seguir creciendo sin perder lo que lo hizo único: una manera muy malagueña de entender las tardes, el mar y la celebración.
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