Lo excepcional en las pequeñas cosas: Huevos ecológicos de Huerta Río Grande, en Coín
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Iniciar sesiónPrimero nos habló de ellos Paco García, responsable del restaurante El Lago (estrella Michelin, Marbella), que los ha incluido en varios menús degustación. La última fue una yema de huevo curada en manzanilla con setas de temporada y patata trufada, un plato que “impactaba ... especialmente”, nos comentó García al respecto, destacando en todo momento el papel que jugaban en esta elaboración los huevos frescos de Huerta Río Grande, en Coín, un producto 100% malagueños que hemos querído probar y conocer en primera persona.
Estos huevos se encuentran en diferentes comercios de alimentación a lo largo y ancho de la provincia, tanto en Málaga capital como en la Costa y en el interior. En carnicerías y fruterías, ultramarinos de toda la vida y ecotiendas y establecimientos especializados como Green Village Organic Market . Raquel Álvarez, la consultora de producto fresco para España de GV, también nos recomendó visitar la granja de la familia Urbano. “Inma y Antonio saben lo que se traen entre manos y es evidente que lo ponen todo en la producción. Sus huevos son de una calidad excepcional ”.
Lo anotamos en agenda y decidimos acordar un día para visitar a Inma, Antonio y a sus más de 3.000 gallinas . Dicho esto, nos dirigimos hacia su finca para ver en primera persona cómo es que se consiguen unos huevos tan preciados tanto por el ciudadano de a pie como por sectores tan exigentes en ciertos niveles como es el de la restauración. Ya apuntábamos que estrellas Michelin están confiando en ellos pero también hay otros establecimientos que han apostado por ellos, algunos prácticamente desde que arrancaron, como es el caso del vegetariano Cañadú (plaza de la Merced, Málaga).
Al caer la tarde disfrutamos de un auténtico espectáculo, comprobando en primera persona la calidad de vida y las especiales condiciones en las que viven estos animales. Se encuentran en semi libertad, en un espacio acotado pero amplio y al aire libre, con arboleda que le da sombra en verano y con la cercanía con Río Grande, que le da nombre a la granja y a esta producción . Van combinando en su alimentación los piensos ecológicos y lo que picotean en el campo . Les da el sol y la brisa, corren y se mueven a su antojo y tienen una nave especial a cubierto para que puedan dormir, con comederos y ponederos. Sus días transcurren con total tranquilidad, sin estrés ni prisas, y todo eso se refleja al final en el huevo que ponen. En total, una media de 2.500 huevos que recogen, cuidan y envasan diariamente Inmaculada y Antonio.
El quehacer diario de una granja es algo que no le ha venido de nuevas a la pareja, pues ambos llevan toda la vida ligados al campo y a la ganadería y la agricultura. La finca donde nos encontramos la puso en marcha el padre de Inma, Pepe Urbano, y tanto él como su madre, Antonia Hevilla, plantaron la semilla de lo que hoy es una granja de agricultura-ganadería ecológica que cuenta con una clientela fiel. “Durante la cuarentena nos escribían para preguntarnos dónde podían encontrar nuestros huevos para seguir consumiéndolos”, cuenta Antonio. Nos van mostrando el paso a paso de esta profesión, desde que llegan hasta que terminan la jornada. Hay que limpiar y mantener las instalaciones en buenas condiciones, poner de comer a las gallinas, recoger los huevos, envasar y repartir cuando toca. Los martes los llevan a Málaga, los jueves a Marbella y los viernes están en Fuengirola.
La clave es el cuidado de los animales a todos los niveles, pues de ese bienestar depende lo que después comercializan . Suelen poner un huevo cada 26 horas y suelen ser productivas durante al menos dos años. Cuando comienza a bajar la producción se mandan al matadero y Huerta Río Grande se ocupa también de vender la carne, que se la envasan para que el mismo día que les llega se distribuya a la clientela. “Inma, seguramente sea mayoría de tiendas y restaurantes, ¿no?” –le preguntamos a Urbano. “Qué va, no te creas. Tenemos muchos particulares que están deseando que les suministremos esta carne. ¡Hay quienes se quedan con 50 o incluso 100 ejemplares para congelarlos!”
Es evidente que la calidad del producto en sí, sus cualidades organolépticas –en el sabor se nota la diferencia en relación a huevos procedentes de gallinas enjauladas o criadas en suelo–, son especiales y esto se debe al hecho de que se consigue en un entorno ecológico. Anteriormente citábamos al respecto tanto lo que supone una buena alimentación –ecológica, insistimos, corriendo el riesgo de resultar repetitivos—como la calidad de vida que tiene el ganado. Así se consiguen las diferentes certificaciones y controles que han de pasar en Río Grande para poder afirmar que sus huevos son de producción ecológica y al hablar con Inmaculada y Antonio se evidencia el conocimiento tan profundo que tienen de ello.
La tarde va avanzando y el reloj marca las ocho. Es la hora del ‘recreo’. Las gallinas van saliendo ahora que cede el calor. “Son especialmente sensibles tanto a los ruidos especialmente fuertes como a las condiciones climatológicas. Sufren sobre todo en verano pero también echan en falta la luz cuando llega el invierno. Son animales delicados aunque la gente no lo crea”, explican a Gurmé Málaga. Quién les iba a decir a ellos que su vida estaría ligada a esta actividad. Ambos cursaron estudios universitarios pero finalmente decidieron quedarse en Coín y nos demuestran que tomaron la decisión más acertada. “Nuestros hijos –tienen dos pequeños, Jose, de 5 años, y Andrés, de dos– se están criando en un ambiente sano y natural y eso no tiene precio. Me recuerda mucho a mi infancia y lo valoro especialmente”, cuenta Inma mientras vigila a los niños, que nos han acompañado pacientemente durante toda la visita.
Toca pasar a la zona de envasado , la fase final antes de que se proceda al reparto, a la venta, y los huevos de la familia Urbano lleguen a nuestras cocinas. Es una habitación convenientemente equipada con aire acondicionado para mantener una temperatura adecuada para los huevos. Son alimentos igualmente delicados y sensibles a los cambios de temperatura y de ello nos señala Antonio algunas cosas a tener en cuenta. “Una vez la gallina lo pone, poco a poco se va atemperando y a partir de aquí es imprescindible que el huevo no sufra cambios de temperatura. Llega a la sala de envasado y aquí se tienen a entre 20 y 25 grados. No deben volver ya a los 35-38 grados bajo ninguna condición, porque se licúa la proteína. Eso no significa que se ponga malo, pero sí pierde propiedades y alguna de sus cualidades y hay que ser precavidos”.
Vemos cómo se envasan uno a uno, como se van completando los estuches con diferentes tallas de huevo, de la S a la XL, y se les imprime el código que es lo que hay que tener en cuenta a la hora de comprar este tipo de productos para saber algo más de su origen. La nomenclatura que se puede ver en la cáscara se traduce de la siguiente manera: 0 –huevo ecológico– ES –de producción española– 29 –de Málaga– 42 –referente a Coín– 509 –Río Grande. Le sigue la fecha de consumo preferente.
Nuestra visita toca a su fin no sin antes degustar los huevos de la Huerta Río Grande , un producto con Sabor a Málaga , 100% de aquí, que merece la pena tener en cuenta a la hora de llenar la despensa. No solo por la proximidad con el lugar donde se produce, sino también por sus especiales cualidades y por la importancia que tiene un consumo cada vez más consciente de lo que da el campo, sin perder de vista que el bienestar animal es algo a tener en cuenta y que suma en positivo al resultado final.
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