Manuel Revuelto: un templo del puchero en un lugar inesperado

Alfredo Martín-Gorriz

Puchero y cuchara. Las dos «ches» del buen yantar se dan cita de manera inesperada en Manuel Revuelto . Inesperada porque se trata de una carnicería y charcutería situada en el barrio de Sagunto (c/Cinco Caballeros,6) que sin embargo ... es quizá uno de los templos de este tipo de platos. Una sorpresa al margen de bares y restaurantes. Guisos de todo tipo basados en la tradición de las abuelas.

La lista parece inagotable: carrillada, carne con tomate, rabo de toro, habichuelas, lentejas, manitas de cerdo, callos, carne de venao en salsa, albóndigas en caldo o cocido. Recientemente se ha añadido otro plato a la lista, el solomillo a la serrezuela. Y se trata de la serrezuela de Posadas, con una receta, como todas, basada en los conocimientos de una abuela. En este caso de tal localidad cordobesa. Todos se presentan para que lo único que haga falta sea calentarlos en casa.

Puchero y cuchara (hay que decirlo más) con varios aspectos importantes: «los platos están hechos a fuego lento, no hay ollas a presión, tampoco conservantes o aditivos, el sabor es absolutamente natural» , cuenta Manuel Revuelto, hijo del padre del mismo nombre que puso en marcha la carnicería tras venir de Australia.

¿Australia? Han leído bien. Manuel Revuelto (hijo), como su hermana Eva María (que no trabaja en el local) nacieron en las antípodas. Allá recaló como emigrante Manuel Revuelto (padre). Se apuntó a la aventura con cinco amigos. Cuatro se echaron atrás. Quedó sólo Manuel con un trabajo previamente establecido en la inmensa isla-continente. ¿Cuál?: cocinero en un convento de monjas. A partir de ahí puso su propio negocio en Sidney , una carnicería que llegó a tener siete empleados de varias partes del mundo. ¿Adivinan el nombre?: El cordobés . Aquello sí que eran españoles (y cordobeses) por el mundo. «Tuvo que casarse con mi madre por poderes para que pudiera ir Australia, y allí nacimos mi hermana y yo».

Manuel Revuelto, a la izquierda, junto a dos de sus empleadas

En 1974 Revuelto padre volvió y puso la carnicería que nos ocupa. Su hijo, a la vuelta con siete años, se dedicó a la misma labor tras completar más tarde su educación básica. «Es el único oficio que conozco» . Se dedica a él desde principios de los 80.

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