Juan García-Gallardo: «Esperaba un giro a la izquierda del PP, pero van más rápido de lo que pensaba»
«Mañueco es un político desnortado, parece un socialista más», asegura su exvicepresidente
Vox romperá con el PP si el pacto migratorio afecta a ayuntamientos
Dos meses y medio después de que Vox rompiera los pactos de coalición con el PP en las comunidades autónomas, Juan García-Gallardo (Burgos, 1991) ha cambiado el gorro de vicepresidente del Ejecutivo por el de portavoz del partido en las Cortes de Castilla y ... León. Es probablemente el político regional más conocido de su partido, en gran medida porque siempre ha dicho las cosas como las piensa, duela a quien duela.
-¿Qué tal su nueva posición como portavoz parlamentario ?
-Me he adaptado con facilidad, nos lo hemos tomado con naturalidad, mantenemos los mismos principios. Ha cambiado el escenario: antes teníamos la flexibilidad y el deber de lealtad con el socio que nos llevó a tener paciencia excesiva con el PP y ahora en lo que estamos es en hacer oposición responsable, pero también contundente.
-Hubo una portada de ABC con una frase que salía de la dirección de Vox: «Más pollanes y menos gallardos», en referencia al perfil institucional de Carlos Pollán y a su estilo más bronco. Sin embargo, le percibo ahora en una posición más institucional.
-La verdad es que yo sigo siendo el mismo, pero todos cambiamos, todos vamos evolucionando y, evidentemente, no se es el mismo con 20 años que con 33. No quiero alimentar polémicas estériles.
-¿Por qué se enfrenta usted al PP en relación con la ley de concordia de Castilla y León, que hoy se vota?
-No me gustaría apostillar su pregunta, pero yo no me estoy enfrentando al PP, yo estoy manteniendo la posición que acordé con el PP en abril, que negociamos durante dos años de manera detenida y sosegada y con mucha paciencia y dedicación. La sorpresa es este PP que cambia 80 veces de posición: se resistió al acuerdo de gobierno en marzo del 22, ahí pactamos una ley de concordia que tenía que haber sido registrada en junio de 2022, luego nos tiramos prácticamente dos años negociando y consensuamos un texto muy limpito, muy suave, muy neutral: sin todo lo que hubo antes de la guerra civil no se entiende cómo se llegó al 18 de julio del 36. Estamos ciertamente sorprendidos ante este PP que cambia con tanta facilidad de posición.
-¿Es una estrategia dilatoria del PP?
-Lo que se ha visto es que no era una estrategia dilatoria, sino una maniobra de manipulación a sus propios votantes para ganar tiempo para construir su relato ficticio de equidistancia entre el PSOE y Vox. Mañana (por hoy) se va a ver un PP que se posiciona con el PSOE en contra de una ley de concordia que lo que trata es de superar el relato frentista de la izquierda de los españoles buenos y los españoles malos
-El PP les acusó de votar con el PSOE.
-Bueno, eso sencillamente no es cierto. Vox, como proponente de la ley junto con el PP, postuló que fuera al Pleno y al ver el resto de grupos parlamentarios que el PP hacía una maniobra un poco extraña, pues lo que manifestaron fue interés en que se debatiera. Luego probablemente todos los demás grupos parlamentarios la van a votar en contra, y ahí se va a ver la verdadera alianza, la verdadera coalición del bipartidismo.
-¿No saldrá adelante?
-Pues salvo cambio de última hora, no.
-Su relación con Mañueco desde fuera parece buena.
-Nos tenemos afecto personal. Al final hemos trabajado juntos codo con codo durante dos años y medio. El señor Mañueco ahora mismo se está retratando como lo que parecía que era cuando yo entré en la política: una persona que quiere el poder por el poder, el poder a cualquier precio y que le da igual una cosa que la contraria. Es una pena que haya tomado esta deriva.
-¿Balance desde que ustedes se han salido del Gobierno?
-Yo me esperaba un giro hacia la izquierda del PP, no le voy a engañar, pero la verdad es que las cosas han ido mucho más rápido de lo que yo pensaba. El PP corrió enseguida a darse un abrazo con los sindicatos y luego este giro para desmarcarse de una ley que ellos mismos firmaron con nosotros hace cinco meses. A mí me parece incomprensible, y sobre todo a sus votantes ante la deriva de un Mañueco desnortado que parece un político socialista más.
-Usted ha sido muy contundente con el asunto de la inmigración. El Congreso se dispone a desbloquear la regularización de medio millón de extranjeros en situación de ilegalidad.
-Hay que cortar las políticas del efecto llamada y esto es uno los ejemplos más claros. No es una política nueva, a esta técnica ya han recurrido en el pasado otros gobiernos del PP y del PSOE y yo lo considero un error porque es un mensaje al mundo, sobre todo al norte de África, muy malo: usted puede acceder aquí violentando las fronteras, incumpliendo nuestras leyes de extranjería y aquí no pasa absolutamente nada. Nosotros lo que postulamos es una política migratoria seria, inteligente, responsable, en la que uno pueda venir aquí con capacidad de adaptación, con capacidad de integración y por supuesto con un contrato de trabajo. Todo lo demás nos parece una tomadura de pelo, nos parece un suicidio como nación que pagaremos muy caro.
-¿Cuál es su solución para los que ya están aquí?
-Cumplir la ley de Extranjería, que se ha convertido en papel mojado en este país por aplicación de la ley de Asilo, que es un abuso total.
-¿Cree que Mañueco está valorando la opción de convocar elecciones?
-Yo creo que sí, pero creo que también le da un poco de miedo. Ahora quiere ser María Guardiola.
-Su propuesta sobre informar a mujeres antes de abortar sigue vigente.
-Esto no fue una propuesta mía, fue un acuerdo entre PP y Vox, que sigue publicado a día de hoy en la página web de la Consejería de Sanidad. Fue una traición más y un incumplimiento más y una muestra más de que el señor Mañueco es una persona que no tiene palabra y que no cumple los acuerdos. Quizá hemos tenido una paciencia excesiva con el señor Mañueco.
-¿Usted no renuncia a que salga adelante?
-Por supuesto que no, porque era una medida insuficiente que iba en la dirección correcta: proteger a las mujeres embarazadas que estaban pasando por el difícil trance de decidir si seguir adelante o no con su embarazo y de proteger el derecho fundamental a la vida, que para nosotros es algo sagrado.
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