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El Papa Francisco autoriza la canonización de los franciscanos valencianos Carmelo Bolta y Francisco Pinazo

Nacidos en Real de Gandía y en la aldea de El Chopo (Alpuente), respectivamente, fueron martirizados en 1860 en Damasco

La alcaldesa de Valencia entrega al Papa un naranjo plantado para él y una pileta de la Virgen de los Desamparados

Carmelo Bolta ABC

ABC

VALENCIA

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El Papa Francisco ha autorizado promulgar los Decretos relativos a la canonización de los beatos Manuel Ruiz y 7 compañeros, de la Orden de los Frailes Menores, martirizados en Damasco en 1860, entre los que se encuentran dos beatos valencianosCarmelo Bolta y Francisco Pinazo.

Con este decreto, del Dicasterio de las Causas de los Santos de la Santa Sede publicado con fecha de 23 de mayo de 2024, se aprueba la canonización de 11 mártires, 8 religiosos franciscanos y tres seglares, que fueron solemnemente beatificados por el Papa Pío XI el 10 de octubre de 1926, según informan desde la Delegación de Causas de los Santos de la archidiócesis de Valencia.

El Papa convocará un consistorio para fijar la fecha de la canonización, dentro de las fiestas conmemorativas del VII centenario de la muerte de san Francisco de Asís.

El grupo de los mártires de Damasco está formado por los religiosos: el santanderino Manuel Ruiz López, el madrileño Nicanor Ascanio Soria, el cordobés Nicolás María Alberca Torres, el murciano Pedro Nolasco Soler Méndez, el orensano Juan Jacob Fernández y el austríaco Engelbert Kolland, junto a Carmelo Bolta Bañuls (Real de Gandía, 1803) y Francisco Pinazo Peñalver (Alpuente, 1802).

Por su parte, los tres seglares cristianos moronitas, hermanos de sangre, son: Francisco Massabki, laico maronita, comerciante de seda; Mooti Massabki, laico maronita, profesor en la escuela franciscana; y Raphael Massabki, laico maronita, hermano menor de Francisco y Mooti.

Martirizados en 1860 en Damasco

El beato Carmelo Bolta nació en Real de Gandía en 1803 y realizó noviciado en el convento de San Francisco de Valencia. Ordenado sacerdote en 1829, fue predicador al convento de San Blas de Segorbe y en 1831, con otros 23 compañeros, pasó a la Custodia de Tierra Santa. Después de visitar los principales santuarios fue nombrado presidente del Hospicio de Jaffa.

Durante diez años estuvo dedicado a la enseñanza de los estudiantes de la orden de Jerusalén, siendo durante ese tiempo dos veces superior de Damasco y párroco de los católicos de San Juan de la Montaña. En octubre de 1858, fue nombrado párroco de los católicos de Damasco y profesor de árabe para los jóvenes sacerdotes y para las escuelas que sostenía la misión católica, cargo que tenía cuando sufrió martirio el 10 de julio de 1860 durante la persecución de islamistas drusos.

Por otro lado, el beato Francisco Pinazo nació en la aldea de Chopo, en 1802, e ingresó en 1825 en el convento franciscano de Chelva. Hizo su noviciado en el convento de San Francisco de Valencia y profesó la regla franciscana en 1832.

Francisco Pinazo ABC

Embarcó en 1843 para Tierra Santa y su primer destino fue Damasco, donde permaneció seis años, con los cargos de cocinero y sastre. Pasó, después, a la comunidad de la Basílica del Santo Sepulcro, de Jerusalén, donde estuvo seis meses y luego fue a Nicosia (Chipre) prestando servicios en la parroquia latina. Después estuvo algún tiempo en Nazaret, Jaffa, San Juan de la Montaña y, finalmente, fue destinado a Damasco donde sufrió martirio. Asimismo, hermano lego de la orden franciscana, es patrón del grupo Juniors de la localidad de Benaguasil, que cuenta con campamento de verano en la aldea de el Chopo.

Persecución de cristianos

En la Siria de 1860 arreció la matanza de cristianos acometida por drusos musulmanes. Por entonces había un monasterio franciscano en la ciudad de Damasco en el cual residían los valencianos Francisco Pinazo Peñalver (Alpuente, 1802) y Carmelo Bolta (Real de Gandía, 1803), junto al resto de franciscanas del grupo. Dichos religiosos acogieron en su monasterio a cristianos perseguidos pero, en última instancia, su hogar no constituía una ubicación segura, siendo conminados los hermanos franciscanos a refugiarse en el palacio de Ab-el-Kader, a lo cual rehusaron. Fueron amenazados con la muerte si no se convertían al Islam.

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