Blanca d'Anjou, un cadáver exquisito

Tras el éxito de la apertura del sepulcro de Pere el Gran donde se encontró el cuerpo del monarca intacto, ahora es el turno de la tumba que compartieron el matrimonio de los reyes Jaume II y Blanca d´Anjou.

La que fuera Reina de la Corona de Aragón ha sufrido un estudio exhaustivo que testifica que en el momento de su muerte -entre los 25 y 30 años- acababa de dar a luz. Blanca d´Anjou medía un metro y cincuenta centímetros y tuvo diez hijos, el último de ellos, una niña que recibió el nombre de Violant, fue su última alegría porque murió poco después de conocerla.

Historiadores, arqueólogos y expertos en medicina forense han unido sus esfuerzos para el estudio de sus restos. Blanca, hija de Carlos d´Anjou Rey de Nápoles, se casó con doce años con Jaume el Just que tenía 27 años. Los resultados del análisis de su cuerpo son impresionantes: se ha podido reconstruir todo el cuerpo, el estado de embalsamiento es superior al de Pere el Gran y en el interior se han encontrado dos manojos de pelos -todavía en estudio- que ayudarán a concluir el análisis. Con estas palabras explicaba ayer Agustí Alcoberro, director del Museu de Història de Catalunya, los resultados de la segunda tumba que se ha abierto en Santes Creus.

Además, en el interior se ha localizado una parte de un colgante hecho en coral, material que se asocia a la superstición de la época y que traía suerte, sobre todo para las mujeres embarazadas. Y se han hallado fragmentos de tejidos.

La apertura y posterior estudio de las tumbas de Santes Creus forma parte de la celebración de los actos del 850 aniversario de monasterio cisterciense. «Estamos recuperando una de las etapas que marcan nuestra realidad histórica -subrayó Alcoberro-. También es notable la circunstancia de que estamos estudiando de primera mano una reina».