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Valle de Nuria, paraíso familiar a 2.000 metros de altitud

Sólo se puede acceder en tren cremallera o a pie a la exuberante naturaleza pirenaica que rodea el santuario y hotel con actividades para todos los públicos

El mundo vuelve a mirar a Barcelona

Practicar yoga en el prado a 2.000 metros de altitud y rodeados de picos como el Puigmal (2.914 metros) es uno de los lujos que ofrece la naturaleza pirenaica en el Valle de Nuria ABC
Juan Carlos Valero

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Los modernos peregrinos acceden al Valle de Nuria por devoción a la naturaleza y al santuario de la madre de Díos que le da nombre a un enclave situado a 2.000 metros de altitud al que los habitantes del Pirineo acudían antaño en busca de la fertilidad. Dice la leyenda que San Gil escondió en el siglo VIII los objetos de culto en su huida de los iconoclastas: una piedra blanca en forma de olla, una cruz, una campaña y el icono de la virgen de Nuria. Amadeo de Dalmacia encontró tres siglos después este tesoro y levantó una ermita. Desde entonces, las parejas que buscan fertilidad acuden a ese lugar donde confluyen las aguas de cinco valles; ellas para meter la cabeza en la piedra mientras ellos tañen la campana junto a la cruz y la imagen de la madre de Dios.

Las familias que ahora acceden al Valle de Nuria lo hacen mediante el tren cremallera de Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña (FGC) desde Ribes de Freser o Queralbs para ascender mil metros de desnivel a través de un exuberante paisaje pirenaico repleto de cursos de agua. La imposibilidad de llegar con vehículos rodados convierten el trayecto de ascensión de 12,5 kilómetros en una aventura para toda la familia y el destino en un lugar sin contaminación ni peligro para los más menudos. Al salir el tren del último túnel, se abre al viajero el insólito enclave presidido por el santuario y el hotel del Valle de Nuria, complejo ubicado en el interior de un circo de cimas entre la que destaca el Puigmal, de 2.914 metros de altitud, y que cada año son el natural escenario de una singular carrera.

El alojamiento ofrece 75 habitaciones, un tercio de ellas absolutamente reformadas, y 20 apartamentos a diferentes precios, con capacidad hasta para seis personas y también mascotas. Durante 40 horas semanales, el establecimiento que gestiona Aramark y que dirige Raúl Anquela, ofrece actividades para todos los públicos, la mayoría concentradas en el fin de semana. Desde practicar yoga sobre un prado a la observación nocturna del universo a cargo los astrónomos del Parque Astronómico del Montsec, que incluso trasladan un telescopio.

Los talleres de reciclaje y manualidades son un atractivo para los más menudos a cargo de Sonia, una monitora que es maestra y que también organiza gincanas creativas. Anquela aconseja a las familias que se alojan en el hotel que, al llegar, se inscriban en cuantas más actividades mejor, puesto que también pueden participar los visitantes que no pernoctan, previo pago de 5 euros. Otra de las singularidades del establecimiento es la habitación 225, donde en 1931 de firmó el Estatut de Cataluña conocido con el nombre de Nuria.

Aramark es un grupo especializado en hostelería para colectividades que cocina y sirve diariamente 370.000 menús para más de 1.400 centros, tanto escolares como sanitarios y de ocio, entre los que destacan estadios de fútbol. El Hotel del Valle de Nuria es el único establecimiento de estas características que gestiona el grupo, para el que la cocina catalana es uno de sus fuertes, como demuestra a diario el completo bufet libre que es el principal servicio gastronómico de kilómetro 0 de Nuria, aunque no el único del complejo.

Los niños disfrutan de paseos en barca por el estanque o en poni por los prados, así como en el mini golf, entre otras actividades. Pero lo que más les impresiona es ver la numerosa población de marmotas que viven en el valle y que fueron introducidas en su día para servir de alimento a las también abundantes aves, principalmente águilas y buitres. Pero las marmotas han desarrollado gran cantidad de madrigueras para protegerse y comunican entre ellas la presencia de peligro mediante unos chillidos que parecen de aves.

También es muy fácil divisar muflones y rebecos y hay que tener ciuidado con las acónitos, plantas de flores muy bellas que son muy venenosas, hasta el punto de que las «trementinaires», mujeres que destacaron durante el siglo XIX y primera mitad del XX por sus amplios conocimientos de hierbas locales y sus propiedades medicinales, dice la leyenda que también preparaban ungüentos que las esposas maltratadas aplicaban a la ropa de sus parejas para así eliminar la fuente de sus desdichas.

El Valle de Nuria tiene tres propietarios, al ser el lugar donde confluyen tierras del Obispado de la Seu de Urgel, del municipio de Queralbs y sus pedanías, y las instalaciones de Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña (FGC) que gestionan el tren cremallera, la estación de esquí con sus remontes (todo el año funciona el telecabina hasta el nido del águila) y algunas de las actividades lúdicas que se practican. El obispado renovó recientemente sus concesiones, pero el Ayuntamiento de Queralbs, con su alcaldesa María Inmaculada Constans al frente, no ha alcanzado acuerdo alguno con FGC, lo que sin embargo no afecta las actividades lúdicas, que se han trasladado al prado, territorio eclesiástico.

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