Inteligencia artificial contra la pandemia del suicidio adolescente
Investigadores de Jaén desarrollan un 'bot' para alertar ante situaciones críticas

Se abre un chat en Telegram y un adolescente empieza a hablar. Pero al otro lado no hay una persona, sino un 'bot', un programa de inteligencia artificial preparado para interactuar con ellos. Se trata del proyecto 'BigHug', puesto en marcha por la Universidad de Jaén con el apoyo de la Junta de Andalucía.
El algoritmo, en cada conversación, se afina más y no solo trata de conseguir que ese chico se sienta más a gusto. También, sobre todo, busca reconocer patrones detrás de los cuales pueda esconderse una señal de ansiedad, depresión, desórdenes alimenticios o ciberacoso. Problemas que, en último término, pueden derivar en suicidio.
Diagnóstico temprano
«Curiosamente, la experiencia nos demuestra que los adolescentes suelen ser mucho más abiertos cuando hablan con desconocidos en internet», explica Arturo Montejo, uno de los investigadores principales del proyecto. «Por eso estamos desarrollando esta herramienta, porque entendemos que puede ser de mucha utilidad para avanzar en un diagnóstico temprano», sentencia en declaraciones a ABC.
Este 'bot' no viene a suplantar la labor de los psicólogos, sino a ayudarles en su labor. «Aunque el peso del desarrollo del proyecto lo lleva el grupo Sistemas Inteligentes de Acceso a la Información (SINAI) de la UJA, trabajamos con un equipo interdisciplinar en el que también hay psicólogos y filólogos», expone Montejo.
El chat ya está disponible a través de la web bighug.ujaen.es y en este momento se centra en la recogida de datos. Como manifiesta Arturo Montejo «a finales de año queremos tener ya toda la información necesaria para evaluar el proyecto y comenzar otros desarrollos». «Una vez el adolescente comienza la conversación, a lo largo de varios días, el 'bot' nos animará a hablar libremente sobre la depresión, la ansiedad, nuestros hábitos alimentarios o sobre cómo nos tratan nuestros compañeros de clase».
Con toda la información esperan afinar y conseguir herramientas de control parental o autoevaluación que ayuden a la detección precoz de trastornos emocionales, para permitir una respuesta temprana que garantice un desarrollo emocional sano. De esta manera, se podrán reconocer patrones en el uso de los sistemas de mensajería y redes sociales que hagan saltar la alarma, si es necesario. Montejo asegura que ya, a día de hoy, han demostrado un 80% de eficacia en el diagnóstico.
«Ya hemos desarrollado dos códigos diferentes en función de si el usuario es chico o chica, porque hemos demostrado que la forma de abrirse y tratar los problemas es diferente: la mujer es menos reacia a hablar de sentimientos».
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