Hazte premium Hazte premium

ESPECIAL UNIVERSIDADES Y EMPLEO

El humanista digital se abre paso en empresas y universidades

La educación superior empieza a dar respuesta a la necesidad de formar profesionales híbridos que den sentido a la tecnología con una visión interdisciplinar

La oferta se reinventa al ritmo de las nuevas necesidades laborales y sociales

La percepción del ser humano sobre la decisión del algoritmo sigue siendo muy importante ABC

Charo Barroso

La irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) precisa un contexto para que tecnología e IA adopten una visión humanística y empática que conceda su verdadero valor a los datos y limite los posibles excesos. Prueba de esta nueva realidad es el crecimiento de las matriculaciones en los grados de Humanidades. Así lo avala Víctor Padilla, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

Sobre el rol que van a desempeñar filósofos, sociólogos, filólogos… en la nueva economía y las empresas digitalizadas, Padilla estima que «en la sociedad actual, con un alto componente tecnológico, los perfiles humanísticos van a jugar un papel esencial en todo lo que tenga que ver con el desarrollo de pensamiento crítico y la ética». «Con el avance de la IA, tenemos que dar respuesta a cómo entrenamos los sistemas informáticos, desde un punto de vista ético y moral. Para esto necesitamos filósofos y personas con capacidad crítica y reflexiva. Y el análisis del lenguaje y el conocimiento cultural de los filólogos será esencial en el mundo de la empresa», añade.

La vieja separación de perfiles tecnológicos y humanísticos está perdiendo su sentido, dice el decano: «Necesitamos profesionales híbridos que sean 'bilingües' y hagan de bisagra entre ambos mundos dentro de los equipos multidisciplinares. La creatividad de los perfiles más humanísticos será clave en la resolución de problemas complejos».

Las herramientas de IA han pasado en muy poco tiempo de ser dominio de los ingenieros del software a formar parte de las herramientas cotidianas en trabajos diversos. «La capacidad creativa, originalidad y facilidad para entenderse con herramientas en lenguaje natural –señala– precisan unas competencias que se obtienen más fácilmente en estudios humanísticos y artísticos». UNIR ofrece programas académicos que combinan Humanidades y herramientas de análisis de IA y big data. Sus másteres en Humanidades Digitales o en Investigación Musical han sido pioneros en España.

Más que tecnología

Idoia Salazar, fundadora y presidenta del Observatorio del Impacto Ético y Social de la Inteligencia Artificial (OdiseIA) y docente de la asignatura Sociedad Digital en el Grado de Periodismo en la Universidad San Pablo CEU de Madrid, explica que «es necesaria una visión interdisciplinar para que las estrategias en inteligencia artificial en las distintas empresas u organizaciones den su fruto». La aparición de nuevos perfiles profesionales demuestra cuál es la tendencia, según Salazar: «Filósofos y humanistas tienen la capacidad de comprender la ética que debe desarrollar un proyecto que utiliza IA». Pero la máquina, sostiene, no podrá suplir a la persona, por ejemplo en las consideraciones en Recursos Humanos: «La percepción del ser humano sobre la decisión del algoritmo sigue siendo muy importante».

«Una empresa grande –comenta– debe contar con un eticista, que sea especialista en ética e IA; con un filósofo, que en determinadas situaciones contribuya a definir cuál es la mejor manera de afrontar las repercusiones que puede tener el modelo de IA, que ayude a valorar el impacto».

Advierte la experta la importancia de la nueva ola: «Están resurgiendo carreras que hace unos años tenían menos demanda. También las empresas solicitan este tipo de profesionales». El mundo de las humanidades digitales aún es incipiente en España, pero con bastante recorrido en Europa y en el mundo anglosajón, indica: «En Estados Unidos ya se percataron de que la IA era mucho más que una tecnología. Eso mismo ahora está sucediendo en España».

Poner límites

Recientemente, el Parlamento Europeo aprobó en sesión plenaria el texto definitivo del Reglamento sobre Inteligencia Artificial. Se trata del primer marco jurídico que aborda los riesgos de la IA al tiempo que pretende fijar las obligaciones a desarrolladores e implementadores sobre su uso específico. Conceptos como el de ética están muy presentes en este nuevo contexto legal

Javier Tejedor Noguerales, director del Grado de Ciencia e Ingeniería de Datos de la Universidad San Pablo CEU, considera que «una persona que va a hacer uso de algoritmos y datos debe conocer los aspectos éticos para que no haya fraude, para que las empresas contribuyan al uso de una inteligencia artificial responsable».

Ese es el cruce de caminos donde confluyen la Ingeniería de Datos y las Humanidades. «La IA y la responsabilidad de la utilización de datos de carácter personal, la protección de esos datos, la propiedad intelectual… están llevando a las compañías a la demanda de perfiles mixtos», asegura Tejedor. Y pone ejemplos: «Un filósofo puede analizar los aspectos éticos de la IA para preservar la integridad y el respeto de los valores humanos. Los economistas guían el modelo de negocio de la empresa. Los filólogos desarrollan y perfilan sistemas del procesamiento del lenguaje. El sociólogo puede vigilar que la IA no caiga en terrenos de discriminación. Todos estos perfiles resultan fundamentales en las empresas digitalizadas, cada uno en su 'expertise'».

La universidad es muy receptiva a los cambios de tendencia. «Los estudios superiores se adaptan un poco a los que las empresas necesitan. Este Grado de Ciencias e Ingeniería de Datos hasta hace relativamente poco en España no se ofertaba», reconoce. En este sentido, apuesta Tejedor por la inclusión de contenidos vinculados con las Humanidades: «Resulta deseable que el científico e ingeniero del dato no se quede solo en un perfil puramente técnico».

Intermediarios

Ana García Serrano, docente de la Escuela de Informática de la UNED y especialista en el Procesamiento del Lenguaje Natural (PLN), coordina un máster de Humanidades Digitales, «un espacio donde convergen dos ámbitos». Este posgrado nace en la Facultad de Geografía e Historia y cuenta con 40 profesores que proceden de Filosofía, Historia, Filología e Informática. «Una combinación absolutamente necesaria», apunta.

Para García Serrano, no todos los perfiles de Humanidades parten de la misma posición: «La lingüística computacional, que lleva desde los años 90, es la avanzadilla. En los demás sectores queda mucho camino todavía».

«Estos nuevos perfiles son necesarios para lograr el beneficio de los algoritmos –relata–. Son los que nos tienen que guiar a los informáticos, el humanista digital va a ejercer como intermediario. Con una información mixta, más social, podremos saber cómo y para qué usar la tecnología. La información digitalizada no deja de ser un símbolo, un dato sin contenido. Y las empresas necesitan interpretación para que los datos sean de calidad». «Porque los humanistas digitales van a saber qué tipo de visualización se necesitará, cómo van a querer navegar y qué tipo de respuestas van a desear obtener a partir de la información que tienen», sentencia.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación