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Tenis

Alcaraz: «Cuando vi que no me tocaba Nadal en primera ronda pensé 'gracias'»

El murciano, con confianza en su brazo tras varios días sin dolores ni molestias, admite que no le apetecía nada enfrentarse con el balear en el debut: «Ojalá en la final»

Rafael Nadal ilumina de nuevo Roland Garros

Carlos Alcaraz, en Roland Garros 2024 EFE
Laura Marta

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Roland Garros ha echado de menos a Rafael Nadal, campeón catorce veces aquí, y que se brega como nunca, o como antes, en sesiones dobles, de más de hora y media, tanto en pistas exteriores, para alegría del personal, como en la Philippe Chatrier, su casa.

Inevitablemente, los focos y los ojos de este comienzo de la edición de 2024 se van hacia el balear, que no llega igual que otros años, al menos por números (un 2023 de parón y una cirugía; siete victorias, cuatro derrotas, ningún título), pero que golpea igual que otros años, al menos en apariencia. Trabaja y trabaja el balear, golpea y golpea de derecha y de revés, concienzudo, potente, enfadado cuando una pelota se queda por milímetros en la red, convencido él y el equipo de que puede ambicionar más de lo que ha dejado vislumbrar en las últimas semanas. Por mucho que el lunes le toque un estreno que, justo en la última edición que ganó, en 2022, fue toda una semifinal. Contra Alexander Zverev.

Aunque era comprensible al no ser Nadal cabeza de serie, un escalofrío recorrió al personal el día del sorteo del cuadro final. Un Nadal con solo ocho partidos en tierra en un lado; un Zverev en una dinámica positiva en esta gira, campeón en Roma el pasado domingo en el otro. Pero se mira de cerca a este Nadal, y el circuito no se decide en quién es el rival más débil. Es Nadal, en París, el binomio perfecto: catorce títulos, 112 triunfos, tres derrotas. «No me escondo: estoy feliz de que no me haya tocado jugar contra él en primera ronda. En realidad, incluso si te toca en tercera o cuarta ronda ahora que no tiene ranking. Pero jugar la primera ronda contra alguien que ha ganado catorce veces aquí es duro para cualquiera. Practiqué ayer con él y está muy bien, aunque una cosa es un entrenamiento y otra, un partido», bromeaba Daniil Medvedev.

También resoplaba Carlos Alcaraz, confiado y sin dolor en el antebrazo desde hace unos días y con buenos entrenamientos, de calidad e intensidad, aunque todavía trabajando en dejar de pensar cuando golpea la derecha: «No hay ninguna parte de mí que hubiera querido jugar en primera ronda contra Rafa. Estaba viendo el cuadro en directo y no sabía que era 50 % Zverev o yo. Lo leí después. Y cuando vi que no me tocaba fue: 'gracias, menos mal'. Me hubiera gustado jugar contra él, hubiera estado guay, pero en primera ronda no. Ojalá sea en la final».

Hasta el propio Zverev se sonreía con la noticia: «Estaba entrenando con Rublev y me lo dijo mi hermano: pensé que bromeaba. Pero es lo que hay. Siendo sincero quería jugar contra Nadal otra vez aquí porque no quería que mi último recuerdo de un partido nuestro fuera saliendo de la pista en una silla de ruedas. Pero no es lo ideal. Me hubiera gustado en otra ronda más avanzada. Creo que los dos hubiéramos elegido otro rival. Es complicado para ambos. Así que veremos qué ocurre el lunes».

Se ha contagiado de la emoción que recorre Roland Garros con este primer duelo, y asume: «No juegas contra la estatua, juegas contra la persona, y esa persona es Rafael Nadal. Me espero de él lo mejor, que juegue el mejor tenis, mucho mejor que en el último año y medio. Ha dominado este torneo muchísimos años. Y sé que va a ser el mejor Nadal posible». Esto ya es Roland Garros.

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