Valencia y Barça, viejos rivales con nueva «anormalidad»

Hoy, el Valencia que se va a encontrar el Betis es un equipo en construcción. La operación «Limpasam», ejecutada por su dueño singapurense, se saldó con la salida del plantel de varios pesos pesados y la entrada de un puñado de pesos moscas espulgados en el mercado por Jorge Mendes, por el que no pasan pandemias. El resultado de tal revolución tardará tiempo en saberse, porque lo mismo gana al Levante y a la Real que pierde con el Celta o empata en casa ante el recién ascendido Huesca. Están tiernos los ches, más hace falta una mandíbula fuerte para hincarles el diente.

El Barcelona que se encontrará mañana el Sevilla está en plena transición de Messi a Ansu Fati, del pamplinoso Quique Setién a ese bulldog no sólo de cara que es Ronald Koeman , de Bartomeu al que venga, del diez veces campeón de Liga en dos decenios al a saber cuándo volverá a ser imparable. Los azulgrana dejaron el tiki y se afanan en el taka, lo que se ha traducido en siete goles y su portería a cero en las dos jornadas disputadas hasta ahora. Ya pueden Koundé, Fernando, Diego Carlos, los cruzados mágicos, prepararse a sostener tamaño poderío. Y Rakitic destapar el tarro de sus esencias croatas, por ahora envasadas al vacío.

Betis y Sevilla forasteros tienen una buena oportunidad. A puerta cerrada todos los partidos son en campo neutral. Más que las virtudes de sus rivales van a pesar los defectos propios. La fragilidad defensiva de los de Pellegrini, el déficit en creación y remate de los hombres de Lopetegui. En sus pies está.