Sevilla FC
La plata se gana, no se tira
Alguna vez verán perder a su equipo una final de la Liga Europea. Pero no tiene porqué ser mañana, como nunca hubo ayer para ellos
Lucas Ocampos con la copa
El Puskás Aréna se ubica en el corazón de Budapest y tiene tres anillos con capacidad para 70.000 espectadores. El miércoles hubo mayoría romana, pero sólo había que elevar un poco los ojos del corazón para comprobar que el cuarto estaba poblado de sevillistas, ... no en balde el club nació para Andalucía y la Humanidad 37 años antes que Rómulo y Remo. Los ancestros fijaban la vista en la grada. En esa bufanda con «Mi abuela tenía razón» de quien vio jugar a Manolo Jiménez, Ramón o Francisco, o en aquella otra agujereada y nunca remendada porque, decía su dueño, es a través de la oquedad donde regresa al futuro y peregrina hacia al pasado.
Familias enteras, con multitud de niños exhibiendo su orgullo de Nervión, cantera asegurada de los que nunca se rinden, mensaje transfundidor de glóbulos rojos a la conciencia de las nuevas generaciones. Qué mejor consejo maternal para la vida.
Todos ellos fueron los verdaderos protagonistas en la noche húngara, los que consiguieron que los hombres de José Luis Mendilibar jugaran en el Ramón Sánchez-Pizjuán, trasladado por ellos, ladrillo a ladrillo, a miles de kilómetros de distancia.
Alguna vez verán perder a su equipo una final de la Liga Europea. Pero no tiene porqué ser mañana, como nunca hubo ayer. Tampoco para un vasco de Zaldibar que alcanzó la gloria en la zanja a los 62 años. Sin mirar nunca por encima del hombro, sin escupir nunca a su gente, como lo hizo José Mourinho, en la previa de la final tildando a sus jugadores de «inferiores», luego tirando la plata que colgaba a su cuello, deshonra al sacrificio de los suyos para llegar a Budapest.
Setenta y dos horas después, cualquier glosa a los campeones y al espaldarazo económico y deportivo que supone el título queda antiguo. Lo nuevo, la lección recibida por todos. Ni la plantilla está llena de vejestorios, ni Monchi chochea, ni Castro o Del Nido junior tienen el carnet de gestores caducado. Se equivocan como cada quisque, pero reaccionan y ganan como pocos. En Europa, quien pueda que empate y rece por no tener enfrente a Bono en la tanda de penaltis.
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