Ser o no ser no es la cuestión, sino lo que es

Y es a corto plazo que quién sabe y a más corto aún, por ejemplo las cuatro menos algo de la tarde de mañana, si el quién sabe pierde condicionalidad y gana en asertividad con una victoria blanquirroja en San Sebastián que recorte, a algunos durante unas horas y a otros durante días (el Barcelona jugará su partido liguero de hoy el 28 de este mes, festividad de San Pánfilo de Corfinio), diferencias en la clasificación. Porque a falta de ocho jornadas para el final, al Sevilla le separan sólo seis puntos del líder, cuando hay aún veinticuatro en disputa. El sueño era estar aquí y ahora en esa gozosa tesitura; la realidad, que lo está.

No es Anoeta, como no lo fue Atocha antes y el Hípico de Ondarreta en los inicios txuri-urdin, campo que avive las ilusiones sevillistas. Allí se suele perder sí o también, por mucho que en las dos últimas comparecencias se haya empatado y Ben Yedder hiciera un hat trick, como regalo de reyes atrasado la afición, en el 0-4 del 7 de enero de 2017. Mas va a encontrarse con un rival encantado consigo mismo por su reciente título copero y al mismo tiempo tentándose la ropa por el acoso que sufre su quinta plaza clasificatoria, la que asegura un futuro en la Liga Europea. La baja de Merino , además, lo deja sin faro. Y a oscuras es difícil ver llegar a este Sevilla, que en Vigo demostró tener gol de sobra cuando lo busca.