El PSG las pasó canutas, Sevilla

¿Y qué Sevilla se le va a oponer? Dando por descontado que Julen Lopetegui va a seguir con su mismo guion, no en balde su película con los sevillistas acapara Oscars una semana sí y otra también, cabe esperar que las individualidades mejoren sus prestaciones. Que Koundé se centre y no dé signos de desmotivación, que Diego Carlos no atropelle a nadie en el paso de cebra de las áreas, que Jordán mantenga su acento, que Rakitic iguale al menos su partido contra el Osasuna, que Ocampos recupere el espíritu de su primera temporada, que Suso extravíe las tres cartitas y se atreva a jugar con la baraja completa.

No puede esperarse otro Sevilla, un grupo con fútbol vistoso, pero sí que a la hora de rentabilizar con goles el juego gregario que propone Lopetegui a sus contrarios y con el que a veces los esclaviza, luzca de una vez el talento en ataque, que la imaginación venza a lo previsible, que un balón al hueco o una pared no se considere herejía constitutiva de juicio inquisitorial en vestuarios. No perder el norte defensivo, vaya, pero que pueda verse cómo por algunos poros suda creatividad el sur, sin que los marcadores se resientan con las hetedoroxias.

Los tres empates cosechados hasta ahora no admiten ya un traspié más. Otro, podría acarrear dejarse los dientes en el bordillo de la Champions y aparecer desdentado en Europa, en el mejor de los casos, a la vuelta de las Navidades. Hoy hay que ganar y Lopetegui no desconoce el «como sea».