El del derbi, un caso para el CSI
Ahora mismo, la única verdad, más allá de las sospechas, es que Jordán fue agredido y que el Betis no tuvo culpa alguna
De Burgos Bengoetxea, en el centro con el tubo de PVC, antes de suspender el derbi
A poco menos de un mes de que los caminos del Betis y del Sevilla vuelvan a encontrarse, esta vez en Nervión y en Liga, los coletazos del derbi copero se trasladaron a un «Chiringuito»; no a uno playero, sino televisivo, ... merced al acceso que el «Sálvame» futbolístico tuvo al informe presentado a Competición por el club que preside Ángel Haro, para depurar responsabilidades por la suspensión del partido a raíz de la agresión sufrida por Joan Jordán en el Villamarín. Un criminólogo, una logopeda y un psicólogo forense fueron los especialistas presentados por el club verdiblanco para tratar de aportar pruebas de la, a juicio heliopolitano, actitud dolosa de Julen Lopetegui y de Jordán aquel día.
Los citados profesionales leyeron e interpretaron los labios y analizaron las conductas, corroborando con lo por ellos apreciado la denuncia de algunos jugadores verdiblancos, acerca del supuesto protagonismo de Lopetegui en hacer que Jordán se declarase mareado, indiciariamente a raíz de una llamada exterior, coadyuvando con ello a que De Burgos Bengoetxea suspendiese el encuentro.
Está por ver que en la Federación den hilo a la cometa y animen al Sevilla a aportar otro informe con criminólogos, logopedas y psicólogos propios en donde, por elucubrar, en vez de «cáete al suelo» de Lopetegui se interprete «caíste al suelo» y en el «no lo veo» de Jordán del informe verdiblanco se estime que dijo «no veo». Eso daría lugar a que el ente federativo tuviese que encargar un peritaje independiente para ver qué y quién dijo lo que dijo.
Lo que será complicado es que el resultado de la investigación influya en la reconsideración de la injusta clausura por dos partidos del Benito Villamarín, pues Competición dictó la resolución más en función de la supuesta responsabilidad del club bético en la agresión sufrida por Jordán, que en otras consideraciones. Ahora mismo, la única verdad, más allá de las sospechas, lícitas por otra parte, es que Jordán fue agredido, que el Betis no tuvo culpa alguna y que las relaciones entre los clubes eran estupendas. Eran. ¿Estupendas?
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